Ya está puesta. Salvo sorpresa o contratiempo esta es la fecha en la que recorreré, supuestamente, los 326 km que separan Luchon de Bayona. La brevet francesa es oficialmente 4 días antes, pero dos son los motivos por los que tengo que hacerla otro día. El primero es que trabajo los días oficiales, y el segundo, pero no menos importante, es que nadie me puede acompañar los días 28 y 29 de junio, y necesito esa ayuda para acabar la marcha. Por lo tanto, y para no perder horas de luz ni prolongar esta historia en exceso, el día 2 de julio es el día más cercano a la fecha original que puedo realizarla. Una vez más, como no, serán mis padres quienes me acompañen en la aventura, la cual también se les hará dura por lo apretado de la agenda.
Como me gusta recalcar en este blog y ya he comentado varias veces, todas las carreras y todos los entrenamientos hay que compaginarlos con los quehaceres diarios y esta vez no iba a ser menos, así que la manera de compaginarnos con los horarios de mi padre es digna de mención:
- Primero estar yo de fiesta larga.
- El día 1, que mi padre trabaja de 6 de la mañana a 2 de la tarde, dormir en Luchon.
- El día 2, que él tiene fiesta, hacer la marcha (15 ó 17 horas, quién sabe) y dormir en Bayona.
- El día 3, que empieza a trabajar a las 2 de la tarde, madrugar e ir de Bayona al trabajo para dejarlo currando hasta las 22 horas.
Una paliza para los tres.
El hecho de hacerla un día cualquiera, lejos de cualquier organización oficial, quizás le haga perder un poco el sentido a la prueba, pero es preferible hacerla solo que no hacerla, a demás, ¿qué mayor aventura hay que hacerla yo solo?. Esto complica mucho las cosas, pues no tendré protección frente al viento ni ningún tipo de distracción durante muchas horas, pero me da una satisfacción aún mayor si cabe. La parte positiva, es que no dependo ni de horarios ni de cientos de ciclistas, por lo que me organizaré como mejor me vaya, ¿quién sabe si veré amanecer en la cima del Peyresourde?.
