lunes, 30 de junio de 2014

¡¡¡POR FIN!!!

Así es, mañana ponemos rumbo a Luchon para afrontar mi gran reto de la temporada, la Luchon - Bayona. Por motivos laborales me he visto obligado a realizarla cuatro días después de la fecha oficial, contando, eso sí, con el apoyo de mis padres. Ya comenté en la anterior entrada, que después de comprobar mi estado de forma en la Pax Avant, un objetivo mucho más realista sería llegar al col de Osquich (a unos 75 km de Bayona), y no lo digo por quitarme presión de encima, es simplemente que tengo que ser realista. Lo que realmente me preocupa es la predicción meteorológica. Dan lluvia durante todo el recorrido, desde llovizna hasta tormentas, con mínimas de 7 grados en la cima del Tourmalet e imagino que con niebla a partir de cierta altitud. Estas previsiones me desaniman un poco y es que no me gustaría tener que hacer la mayor parte del recorrido en coche sin ni si quiera poder intentarlo. Un poco de agua se puede aguantar, pero no todo el rato. Lo mejor es que sea lo más optimista posible y piense que voy a poder pedalear la mayor parte del tiempo.
 
Al final, me presento el día D con 3328 km de bici en 53 sesiones y 58 km nadados en 42 sesiones y es que hay una serie de logros que ya nadie me quitará, ni el cansancio, ni la lluvia y ni la mala suerte. Me refiero a lo bien que me lo he pasado, a tener un grupo de tuercepedales para ir campar por ahí con la bici, a encontrarme más fuerte que cualquier año, a coger el hábito de nadar para enderezar mi espalda y a un montón de detalles más. Por eso, pase lo que pase pasado mañana, esta aventura me deja muchas cosas buenas antes de empezar.
La elección de la ropa ha sido fácil: me lo cojo todo

Ojalá la preparación física se me diera igual de bien que la logística



miércoles, 18 de junio de 2014

A POCOS DÍAS DE MI CITA CON LOS PIRINEOS

Dos semanas exactas quedan para afrontar el mayor reto que me he propuesto hasta la fecha. Estos días están siendo de preparativos, en los que me estoy ocupando de todo lo necesario: mapas, desniveles, alojamientos, organización de las comidas, repuestos y un sinfín de detalles. Todo esto es de vital importancia hacerlo con tiempo para que no se te olvide nada y tener margen de reacción por si esto ocurre, de hecho, ya tengo la mayoría de las cosas preparadas, con lo que aún no han aparecido los nervios.
En cuanto a mis sensaciones, éstas cambiaron mucho desde la Pax Avant, ese fue el test perfecto para conocer en qué punto estaba exactamente, y resultó que no estoy lo suficientemente preparado para terminar los 326 km que separan Luchón de Bayona. En realidad no fue ninguna sorpresa, desde el principio sabía que iba a llegar corto de kilometraje, pero por lo menos había que intentarlo.
En un primer momento tomé como referencia la Quebrantahuesos que realicé en 2012 y la media de 20 km/h que me salió, teniendo en cuenta que una vez pasada la alta montaña ésta aumentaría, y más si iba con más gente. Sin tener en cuenta nada más podía ser posible. Pero esta idea cambió con la carrera de Isaba. Con un desnivel y una distancia similar a la montaña de los Pirineos, esta media bajó hasta los 14 km/h. Esto significará llegar a Laruns a las 5 de la tarde o 4 como muy pronto, quedándome 154 km todavía y sólo ante el peligro, y sabiendo como acabé en Isaba... vamos que lo tengo jodido (con perdón). Aunque aún albergo alguna esperanza de no desgastarme del todo en las montañas y terminar haciendo un digno papel, ya que estas montañas poco tienen que ver con la dureza de Issarbe o San Martín. Además de que el palo ya me lo llevé hace unos días (aunque acabé contento y sigo contento por lo que hice) y aún he sumado más kilómetros de entrenamiento.
En definitiva, creo que ahora mismo firmaría por llegar al col d'Osquich con 247 km en las piernas.
Por lo demás, estos son mis kilómetros de mayo.

Descanso
BTT
Correr
Natación
Bici carretera
 
MAYO 2014
Día Dist. Tiempo Alt. Acum. Vel. Med. Ritmo
1          
2 19,01 0:54:00 216 20,8  
3 2 0:42:00      
4 124,4 6:12:00 2248 20,1  
5          
6          
7          
8          
9          
10          
11          
12          
13          
14 2 0:38:00      
15 161 8:11:00 3211 19,8  
16 19,16 0:57:00 220 19,8  
17          
18          
19          
20          
21 1,25 0:28:00      
22          
23 51,24 2:08:00 742 24  
24 29,36 1:27:00 504 20,2  
25          
26 19,12 0:48:00 227 23,7  
27          
28          
29 2,5 0:50:00      
30          
31 185,1 7:18:00 2699 25,1  
TOTALES MENSUAL 616,14 30:33:00 10067 21,69
TOTALES ANUAL 2875,33 151:00:00 45831 21,87
 
TOTALES DE MAYO POR ACTIVIDAD
 
Nº ACTIVIDADES
19
0
0
4
8
12
DISTANCIA
 
 
 
7,75
608,39
 
TIEMPO
 
 
 
2:38:00
27:55:00
 
VELOC. MEDIA
 
 
 
 
21,6875
 
ALTITUD ACUM.
 
 
 
 
10067

 
Resumiendo:
608 km de bici en 8 salidas.
7'75 km nadando en 4 sesiones.
19 días parado, 10 de ellos a causa de un par de días con fiebre.
Un mes de mayo más flojo que otros años. Aunque del día 15 de mayo al dia 17 de junio he conseguido hacer 794 km con 13707 m de desnivel (alguno menos si contamos el error del GPS). Me quedaré con este dato para animarme, ahora ya sólo queda descansar y hacer acopio de energías hasta el día 2.

Y por último: ¡SUERTE A TODOS LOS COMPAÑEROS QUE VAN A REALIZAR LA QUEBRANTAHUESOS ESTE FIN DE SEMANA!
 



 

lunes, 9 de junio de 2014

PAX AVAN 2014

La mayor salvajada que he hecho en bicicleta, así de sencillo, y que quede claro que sólo pude realizar la marcha mediana de 145 km, ¡y encima contento de haberla acabado! a pesar de apuntar a la larga desde un principio. Pero voy a empezar desde el principio para poner en situación.

El viernes pusimos rumbo a Isaba Héctor, Carlos y yo para recoger el dorsal. Antes ya habían salido David y Jesús con sus respectivas familias. Durante el viaje no cesaron las conversaciones ni las gracias, por lo que debieron ser unas dos horas y media que se pasaron rápido. Sólo nos inquietaron un poco las gotas de agua y la cantidad de aire que se había levantado. Una vez en Isaba fuimos a recoger el dorsal al frontón, bien grande como casi todos los de la zona, qué envidia me dan con lo que a mí me gustan. Uno de los que allí estaban era Santi Millán, que por lo visto le da fuerte a esto de la bici y al día siguiente se le vio llegar a meta con equipación y bici de Orbea mientras una cámara de televisión estaba preparada para hacerle una entrevista, al final no era más que una maniobra de márquetin y como le pasó a muchos de nosotros tuvo que dejar el recorrido largo para hacer el mediano (¡y no le culpo!). Con nuestra bolsa de corredor ya en la mano nos fuimos enseguida hacia Ansó, ya que se estaba haciendo tarde para cenar y la feria del corredor era bastante bastante pobre.
Una vez instalados en http://www.casabareton.com/ de Ansó nos dispusimos a cenar todos juntos pudiendo repetir el que quisiera. Más tarde que pronto nos fuimos a dormir, pero algunos de nosotros con el culo más prieto que otra cosa a causa las experiencias contadas por Jesús y David de su Pax Avant del año anterior.
Una vez en la cama cada uno durmió lo que pudo entre ruidos, nervios y demás cosas habituales cuando duermes fuera, pero lo que me pasó a mí fue que un dolor de cabeza me impidió dormir durante casi toda la noche. Todavía despierto a las 2:30 de la noche, tuve que hacer una excursión al coche porque no me acordé de coger los ibuprofenos. Todo un desastre.

El sábado nos pusimos en pie a la 5:30, yo con la sensación de no haber dormido nada, pero por lo visto no fui el único, todos habíamos pasado mala noche, así que ninguno nos quejamos más de lo necesario y empezamos a zampar para llenarnos de energía. El desayuno estuvo completo y muy bueno a base de café con leche, tostadas con mermelada y mantequilla y bizcocho, pudiendo repetir lo que quisieras y pedir alguna cosilla extra si lo pedías, como en mi caso fue un plato de macarrones de la cena anterior, quizás un abuso, pero vital en el desarrollo posterior de la marcha.
Sobre las 7:00 estábamos aparcados montando las bicis. Los primeros en salir eran Jesús, Carlos y Héctor, que hicieron la corta, por lo que se arreglaron enseguida y marcharon a la salida. Más tranquilamente nos preparamos David y yo, que hacíamos la mediana y larga respectivamente y salíamos mas tarde. No tardamos mucho más y aún llegamos a verlos salir, no creo que me oyeran gritar. Seguidamente fue el turno de David, al que también vi salir y puede echar una foto. Qué envidia, yo estaba de los nervios y todavía me quedaba un cuarto de hora. Estos son los peores momentos, la espera hasta que te dan la salida. Sin dejar que pasara el tiempo, en cuanto perdí a David de vista me fui para la salida, sabía que iba a tardar una eternidad en realizar la marcha y quise no salir muy atrás por si las moscas. Lo cierto es que se me pasó rápido y enseguida nos dieron la salida. Era hora de comprobar todas esas historias que nos habían contado...

El zig zag de la salida

David en primer plano

La salida de la marcha larga


Los primeros kilómetros comienzan con el típico falso llano, siempre subiendo pero con comodidad. Como siempre en estos casos la velocidad es elevada e intento ir a rueda pero poco a poco se me van yendo, no voy apurado, pero sé que ese no es mi ritmo y me dejo adelantar pues tengo muchísima gente detrás. A los 9 km empezaron las primeras rampas serias del puerto de Laza. Fueron unos tres kilómetros no muy duros por una carretera muy arbolada, pero eso no impidió que empezara a sudar de lo lindo. Durante todo este tramo me siguió pasando gente, ahora ya en grupos más pequeños o individualmente, sabía que era bueno coger una rueda de esas pero con lo que quedaba todavía era un suicidio, me imaginaba que subiendo el siguiente puerto estaría más entonado. Después de una rápida bajada y ni un metro llano empezó el puerto de Larrau. Nada más comenzar intenté agarrarme al siguiente grupo que me adelantó. Apenas estuve unos metros con ellos cuando, una vez más y con poco desnivel, los tuve que dejar marchar. Esto, unido a un cartel en el que indicaba que faltaban 10 km hasta la cima, me puso en alerta de que algo no iba bien. No era cansancio, no era falta de calentamiento, sencillamente no iba como debería. No pretendía ir sobrado, ni rápido, pero estaba rodando con malas sensaciones. Entonces empecé a analizar las posibles causas. La primera y más evidente es que apenas había dormido, aunque en otras ocasiones esto no me había afectado tanto, pero esta vez fue una mala noche. La segunda causa que pensé fue que no estaba recuperado del todo de la Puertos de la Ribagorza y ciertamente nunca me he metido en una semejante con dos marchas en una semana. Y la tercera y creo que fundamental en ese momento, es que me despisté con la comida y que a pesar del buen desayuno cuando empecé a subir Larrau llevaba casi 3 horas sin comer nada. Al final, por el motivo que fuere, la marcha había cambiado por completo para mí. En ese momento todavía tenía en mente realizar la marcha larga (pobre ingenuo) así que intenté no desesperar. Comí una de mis barritas de emergencia, puse una velocidad crucero que pudiera aguantar, hice un reseteo mental y me marqué el objetivo de llegar al primer avituallamiento, una vez allí tomaría una decisión. Con el canguelo en el cuerpo fui subiendo Larrau, viendo pasar grupos, pero sin sufrir. En realidad, no subí más despacio de lo que lo podría haber hecho en un día bueno, pero esas sensaciones no eran las que debía tener.
Por fin coroné Larrau y me di cuenta de que habíamos subido la mayoría de los primeros 25 km, por lo que entendí que tampoco podía estar mucho mejor. Sólo deseaba llegar al avituallamiento.

Justo antes del descenso a Francia por Larrau

Durante la bajada espectacular (algún día hay que subir por esa vertiente) pude ver a un rosario continuo de corredores parados a los lados de la carretera arreglando sus pinchazos mientras los demás bajábamos rezando para que no nos tocase. Ya en el fondo del valle la cosa se normalizó y se pudo rodar con tranquilidad, incluso aguanté a rueda de un grupo hasta casi el avituallamiento, era terreno favorable, claro.
En cuanto llegué al avituallamiento de Santa Engracia vi a todos mis compis y me alegré mucho, pero enseguida Héctor me dio una mala noticia: en el avituallamiento sólo había fruta y barritas, ni siquiera plátanos ya que se habían acabado. Resulta que barritas ya había comido, y la sandía y la naranja refrescan e hidratan, pero no ayudan mucho a subir un puerto de 20 km como el de Issarbe. Yo no sé si calcularon que hasta el siguiente avituallamiento en el col de Issarbe nos poníamos con 73 km y una burrada de desnivel con apenas unas barritas y unas naranjas. Otra cosa que ofrecían era una bebida de Isostar que contenía carnitina, un nutriente que ayuda a transformar grasa del músculo en energía, con 0 Kcal y 0 azúcares... ¡¡Pero si yo lo que quiero son bebidas calóricas y azucaradas para no tener que tirar de mis reservas hasta lo más tarde posible!!, es que ni siquiera aportaba sales minerales. En fin, bastaba con beberse una Pepsi, a todas luces mejor para ese día. Por mi parte hice la táctica de "pollo de engorde" y me comí todas las barritas de cereales que pude cual pollo comiendo pienso. Cuánto eché en falta algo dulce en ese avituallamiento.
Avituallamiento pobre

Con la tripa llena de cereales emprendí el puerto de Issarbe, con unas pendientes iniciales muy suaves que nada hacían presagiar lo que vendría luego. A estas alturas los ciclistas íbamos de uno en uno y aunque me seguían pasando, mis sensaciones habían mejorado. Seguía igual de despacio que antes, pero me encontraba mucho mejor y subía con muchas más ganas y motivación, me había recuperado (y a base de barritas). Pero no pude recrearme demasiado, porque pronto empezaría uno de los mayores festivales sobre la bicicleta. Sin ningún tipo de aviso ni compasión, el Col de Issarbe se pone serio con una rampa del 15% que te hace retorcer sobre la bicicleta. Deseas que se acabe pronto, pero eso no sucede. El aire, que hasta ese momento nos había molestado en el final y en la bajada de Larrau cesó por completo, para otorgarle a la subida un punto asfixiante. Empecé a ver a gente desmontada y gente parada pero yo conseguía mantenerme entero sobre la bicicleta con mi 34x28. Las rampas de descanso eran del 8% pero eran las que menos, el resto siempre por encima hasta llegar al 15% en algunas ocasiones. Realmente, de toda la marcha me quedo con esta subida, por saber reponerme a unas malas sensaciones a base de paciencia y comida y hacerla cómodo dentro del sufrimiento, sin tener la necesidad de parar. Esta vez sí que fui yo el que adelantó a gente. Fue un esfuerzo titánico hasta llegar al col de Suscousse, donde la marcha corta se dirigió hacia la Pierre de Saint Martín prolongando aún más la agonía y la mediana y larga hizo lo propio hacia la cima del Issarbe. Gracias al cielo, estos últimos kilómetros eran realmente llevaderos y pude recuperar un poco la Fé en la bicicleta, aunque estaba realmente cansado. Coroné con unas vistas espectaculares donde un kilómetro más abajo nos esperaba el siguiente avituallamiento. Y esta vez sí, hay que reconocer que se lo curraron haciendo unos macarrones que resucitaban a un muerto, eran sencillos, pero el estómago agradeció sobremanera poder comer de verdad. Unos macarrones, un plátano y un pastelito de manzana (dulce, ahora sí), fueron el menú, aunque al final se vio otro fallo organizativo, no había agua, se les había acabado. Personalmente creo que no te puedes quedar sin agua en un avituallamiento, pero por lo menos había Pepsi, Aquastar (Aquarius) y las bebidas antes mencionadas de Isostar.
Desvío del col de Suscousse. Últimas rampas hacia el col de Issarbe

Col de Issarbe

Al fondo, donde la nieve, está la Pierre de Saint Martín, por donde había que pasar.

Avituallamiento festivalero

En este punto aún me planteaba la posibilidad de hacer la marcha larga aunque fuera totalmente imposible, supongo que por orgullo herido. Sabía que eso no iba a ocurrir (y menos aún sin saber lo que me iba a encontrar después), pero creo que era un pensamiento que me ayudaba a avanzar. Con mi cuerpo y mi cabeza más próximos al estado en el que se encontrarían en un festival ya por la mañana más que al de una marcha cicloturista, empecé la bajada del col de Issarbe. Fue una bajada larga y muy divertida, para nada peligrosa como la de Larrau, cada vez que hago algo así me alegro de haberme hecho un estudio biomecánico. Ninguna molestia, ningún dolor, ninguna zona sobrecargada, así disfruté un montón del descenso. Cuando llegamos al fondo del valle me puse a rueda de dos corredores que estaban dando ya la segunda vuelta que había que dar a la Pierre de San Martín. Y no sólo eso, sino que además me vi con fuerza para dar relevos, así nos ventilamos el tramo más llano y desprotegido contra el aire en un momento y con menos esfuerzo que si hubiera ido sólo, hasta que llegó el avituallamiento de Arette, donde por supuesto pare un buen rato. Lo cierto es que no tenía hambre, pero tenía miedo, miedo de reventar en mitad de la subida a la Pierre de San Martín. Así que comí un poco de dulce y me cogí unos geles, los primeros que vi, para la subida... bueno y dos plátanos. A esas alturas llevaba un revuelto de comidas monumental, pero en este tipo de situaciones es difícil comer sin empacharte de ciertas cosas. Volví a arrancar despacio, me sentía cansado pero con ganas de más. Como en el puerto de Issarbe, la ascensión comienza con rampas muy suaves y a causa de esto algún pensamiento fugaz de si llegaba al corte para hacer la larga, la haría, me recorría por la cabeza (¡Ja!). Poco a poco la carretera iba subiendo mientras los corredores de la segunda vuelta me adelantaban. Subía tranquilo, subía feliz, así hasta que después de una curva un rampucio del 15% se descubrió ante mí. Esperaba superarlo como había hecho en el Issarbe horas antes, pero esta vez la acumulación de esfuerzos me pusieron en mi lugar. Esta vez sí que no había escusas de falta de sueño, descanso o hambre. Mi entrenamiento este año es hasta donde me había permitido llegar. Llevaba 103 km y estaba completamente derrotado. El anterior puerto, sin saberlo, me había dejado completamente seco y fue en esa rampa donde me di cuenta realmente. Por delante, sin ser consciente todavía, me quedaba todo un infierno. No es la primera vez que me veía en esta situación de falta de fuerzas, pero sí es la primera vez que me iba a exprimir hasta el límite. Así que sin otro remedio que apechugar puse el único ritmo que se podía poner, casi parado. A estas horas, en torno a las tres de la tarde, el calor era brutal y sudaba exageradamente, me estaba temiendo un buen calambrazo en cualquier momento. La desesperación se apoderaba de mí, no me podía creer que las rampas del 15% fueran habituales cuando faltaban más de 10 km para coronar con apenas descansos al 9%. Ahora me reía con la idea de hacer la marcha larga, toma dosis de realidad, menudo ingenuo durante estos meses. Hice una primera parada para comerme un plátano y un gel y continué. Me consolaba ver a gente más destrozada que yo, que subía andando o no podía seguir a causa de los calambres, entonces entendí que no sólo no iba a ser un fracaso por no poder realizar la marcha larga, si no que si acababa la mediana iba a ser todo un éxito. Cosa que aún estaba por ver ya que un amago de calambre me puso otra vez alerta de que aún quedaba lo peor. Por momentos me vi haciendo la de Tom Simpson quedándome tieso en la carretera. Decidí parar una vez más y remojarme en un chorro de agua que me sentó de maravilla, por lo que pude continuar fresco durante un par de minutos. Como se suele decir, las estaba pasando muy putas, pero estaba disfrutando dentro del sufrimiento, por lo menos me estaba sabiendo defender y sabía que estaba exprimiéndome al máximo. Después de unos 13 km de agonía llegó el primer descanso de verdad de toda la subida, desde donde aprecié por fin el final de la subida a la altura de la nieve. Tampoco aquí iba a ser fácil, pues tras un giro de la carretera empezó a atacar el aire de cara, cuanto más subíamos más desprotegidos estábamos. Así llegamos al último avituallamiento, donde habían montado una carpa en previsión del frio y del aire. Esta vez el avituallamiento tenía de todo y volví a comer de todo aunque nada me apetecía, pero no me la podía jugar faltando sólo 4 kilómetros para el final. Me miré de reojo el desvío de la marcha larga, menuda locura de recorrido, y me fui a por los últimos metros del coloso. De nuevo rampas bestiales acompañadas por mínimos descansos hasta que, por fín, llegué al tan ansiado final. Qué liberación. Pocas veces me he exprimido tanto. Me hice la foto del recuerdo y para abajo, con el aire siempre en contra, por supuesto. Menos mal que me volví a agarrar a la rueda de un corredor de los de la larga y pudimos bajar a relevos para no alargar más la agonía. Resulta que aunque estaba muy cansado aún pude pedalear de lo lindo en la bajada y llegar a Isaba donde me esperaban Héctor y Carlos que me ayudaron con la bici y todo lo demás, gracias.
Una de las rampas asesinas

Donde tuve que meter la cabeza

Tramo de descanso desde donde se intuye el final

La foto de la recompensa al esfuerzo

Durante la tarde y al día siguiente nos dedicamos a descansar y hacer turismo. Jesús y su familia marcharon para casa el sábado por la tarde por lo que nos quedamos Carlos, Héctor, David y su familia y yo. Y os puedo asegurar que no faltó la diversión con Bruno, Marcos y David Jr, los tres hijos de David que son un auténtico terremoto.
Piedra fronteriza donde de renueva cada año el pacto de Pax Avant

Col de la Pierre Saint Martin

Cuando llegas a la nieve en junio es que has subido muy alto

Vertiente francesa de la Pierre, el fondo a 200 m sobre el nivel del mar


¡Esto sí que merece la pena!

Dorsal y perfil con las modificaciones necesarias



En total fueron 145 km en 8h 21' (10h 06' ó 9h 55' contando paradas) con 3704 m de desnivel. Una brutalidad.
 
 
Al final del todo la marcha me deja un muy buen sabor de boca. Me lo tomé como un entrenamiento ideal de cara a la Luchón - Bayona de dentro de menos de un mes (error) y ha resultado ser un reto en sí mismo. Acabo contento por haber sabido sufrir, pero decepcionado porque no está a mi alcance acabar la Luchon - Bayona. En mi favor he de decir que cuando descanse estaré más fuerte que antes y que ninguno de los puertos que tendré que realizar es tan salvaje como los de este fin de semana. Pero la realidad hoy por hoy es que tengo casi imposible acabarla. Cosa que sabía desde un principio y no me voy a engañar, por eso no tengo ningún problema en ir a disfrutar el mes que viene hasta donde me lleven las piernas, no voy a frustrarme ahora, faltaría más.
Aquí dejo los tiempos de las subidas de los puertos sin contar las paradas:
 
Laza: 33'. Subido sin parar.
Larrau: 1h 03. Subido sin parar.
Issarbe: 1h 51' desde Santa Engracia con una parada.
Pierre Saint Martin: 2h 36' dese Arette con varias paradas.