miércoles, 23 de diciembre de 2015

¡AL FINAL ME HE LIADO!

Pues qué os voy a contar... otra vez me he liado con uno de esos planes locos locos, otra vez voy a intentar recorrer los 326 km que separan Luchon de Bayona en junio. Pero esta vez sí, en dos días y con mis padres de coche de apoyo. No tenía la intención de volverla a hacer este año que viene, no me obsesionaba y además había muchas otras cosas por hacer, pero de nuevo mi caprichoso calendario laboral ha tomado la decisión por mí. Los días 24, 25 y 26 de junio tendré fiesta, y lo que es más sorprendente aún, mis padres también. Así que la decisión estaba clara, con la certeza de que esta situación no se volverá a repetir en muchos años me apunté a la modalidad touriste (2 días). Esta es otra diferencia fundamental con el año pasado, la haré el día oficial, con más gente y no sólo. Ya tengo cogido el alojamiento de los dos días con la primera noche en Luchon y la segunda en Bilheres, unos kilómetros antes de Oloron.
El plan a seguir este año es, siendo sincero, como el de todos los años, que no hay ningún plan. Básicamente intentaré hacer el máximo de kilómetros que me permita hacer el trabajo y reservar un día a la semana para la natación. Me espera otro año movidito, pero me hace mucha ilusión.




He mirado este perfil cientos de veces





Este año totalmente renovada, con toda la info bien clarita y encima en castellano




jueves, 10 de diciembre de 2015

IDEAS PARA EL AÑO QUE VIENE VII - VALLE DE ZURIZA

Saludos de nuevo. Seguramente a la mayoría os sonará este valle y con razón, pues estuvimos por estos parajes en el ya lejano 2014, en el famoso fin de semana de la Pax Avant. Por mi parte puedo decir que me quité todas las ganas de pedalear por allí después de terminar de milagro la ruta mediana, pero todo cambió al día siguiente cuando cogimos los coches y nos dimos una vuelta por el valle de Zuriza y el valle del Roncal. Mi propuesta, aunque ya es algo que hicimos esa semana, es pasar un finde de bicis por las mañanas y comilonas por las tardes, haciendo las muchas rutas que se pueden hacer por ahí bien asequibles, o simplemente subir los puertos que nos apetezcan.

Valga por ejemplo esta ruta con parada en Juan Pito incluida y paso por el Matamulos.

O esta otra un poco más dura.

O incluso, y pido perdón por adelantado, se puede subir el Larrau por el lado francés. Personalmente se me quedó grabado ese descenso tan animal, así que desde entonces me apetece escalar este descomunal puerto. 





miércoles, 9 de diciembre de 2015

MEDIA MARATÓN ORBEA MONEGROS - SARIÑENA

Voy a hacer una pausa en mis entregas de "ideas para el año que viene" para comentar la excursión realizada ayer con Héctor.
La idea era hacer una ruta un poco larga para coger un poco de fondo y como coincidía que teníamos fiesta los dos, cosa rara, nos apetecía salir por un sitio que no fuera Naval. No sabíamos dónde ir, pero tres cosas nos dieron la idea buena. La primera fue que ir a la montaña era arriesgado por si la nieve había cortado ya algún camino a según qué altitud, la segunda fue que hacía muy poquito que se habían abierto (y cerrado) las inscripciones a la Orbea Monegros de Sariñena, y la tercera que yo trabajo ese día y no la puedo realizar. Así que nos decidimos a realizar la media maratón de 80 km por nuestra cuenta. Mucho bombo se ha creado en torno a esta marcha y esto se ve reflejado en sus 8000 inscripciones en 4 días y en la pequeña psicosis que hubo esos días en los círculos ciclistas que frecuento. En mi caso, con un vistazo rápido a mi calendario laboral se solucionó el tema. En realidad me alegro que en Sariñena hayan sabido pescar algo así.

La aproximación a Sariñena no estuvo exenta de cierta polémica a causa de algunos comentarios que nos habían llegado a Héctor y a mí por diferentes partes a cerca de lo fácil que ésta resulta. Eran comentarios que ninguneaban la distancia y el desnivel. Esas cosas me cabrean un poco, pues a mí me cuesta grandes esfuerzos realizar estas rutas (como así fue) cuando considero que soy un tío entrenado, lo justo, pero entrenado. Héctor coincidía conmigo, por eso bajábamos en el coche con la idea de comprobar si somos unos mierdas o si los demás tienen una genética especial para la bicicleta o si entrenan en secreto cuando nadie les mira o si directamente mienten.
A las 10:15 empezábamos a pedalear, por delante nos quedaban 80 km de "llano con un repecho fácil". En Naval no estamos acostumbrados a rodar en llano, por lo que iba a ser toda una experiencia. Los primeros kilómetros son llanos y transcurren entre granjas y regadíos así que todavía no veíamos ese desierto con el que se promociona la marcha. La temperatura estaba subiendo y yo pronto me di cuenta de que me había vuelto a equivocar de ropa, ya empezaba a sudar y es que estamos en diciembre y no sé cómo acertar con este tiempo. El ritmo era bueno, rodábamos todo el rato por encima de 20 km/h, no sé cuánto exactamente porque tengo la pantalla rota del GPS, pero es una velocidad impensable en Naval. A partir del kilómetro 24 ó 25 nos encontramos algún pequeño repecho, nada serio, pero nos obligaba a cambiar de plato y ponernos de pie, o si no, pedalear fuerte desde abajo. Poco a poco estos pequeños esfuerzos se van acumulando. Intentando adivinar por dónde transcurría la ruta visualizamos una antena en lo más alto de la sierra que teníamos al sur y daba la impresión de estar realmente alta, y efectivamente, la carrera pasa por ahí. La ruta sigue dirección hacia Sena y en este tramo nos encontramos un par de buenos repechos. Después bajada hasta el río Alcanadre por el que haremos unos kilómetros por su margen derecha, justo hasta el kilómetro 34, donde comienza la ascensión seria del día. Los primeros kilómetros me engañaron tremendamente, pues parecía que no estabas subiendo nada y que la bicicleta estuviera pegada al suelo. En este tramo, que a nadie le lleve a engaño como a mí, se alcanzan porcentajes de hasta el 4%, por lo que hay que tomárselo con mucha calma. Entre el calor y la sensación de falso llano este fue mi peor rato. Fue el mejor momento para parar y sacar el taper con arroz con calamares, y así se pasó el sofoco. Hicimos la parada justo al comienzo de la rampa más dura y sostenida aunque no llega a ser realmente dura. Después vino un descanso y nuevamente otro tramo de ascenso. En total son aproximadamente 9 km y 336 m de desnivel, ninguna broma para lo que aún queda. Una vez arriba aún hicimos unos kilómetros llanos hasta que empezamos a bajar. Hasta el kilómetro 58 alternamos las bajadas con los llanos y con pequeños repechos intermedios. El cansancio ya había hecho mella y el dolor de culo ya había aparecido, los kilómetros finales se iban a hacer duros, a pesar de lo que habíamos oído. En este momento realizamos un bonito y largo descenso por lo que, esta vez sí, parecía un auténtico desierto. Fueron los kilómetros más bonitos. Al final de este descenso enlazamos con el camino por el que habíamos pasado un rato antes, ya sólo faltaba el último tramo llano. Aún así decidimos hacer el final desde Albalatillo hasta Sariñena por carretera para no machacar más mi pobre culo.

A mi parecer no es una ruta tan llana como había oído, se me hizo dura pero no excesiva por lo que aconsejo que hay que tomársela muy en serio.

Distancia: 78'5 km.
Desnivel: 684 m.
Tiempo: 4h 48'.
Track en wikiloc (en realidad seguimos dos trakcs de dos años diferentes por lo que este no es la ruta íntegra que se realizará ese año).


Comienzo por los regadíos y vías agropecuarias

Tramo de bajada de la sierra

Camino a Las Vegas

Lo cierto es que hay buenas vistas durante el recorrido


viernes, 4 de diciembre de 2015

IDEAS PARA EL AÑO QUE VIENE V - SUBIDA A PIC DU MIDI VIA COL DU TOURMALET

Seguimos con las propuestas, y después de una propuesta sensata viene una insensata... y esta lo es. Hace tiempo que me ronda esta idea por la cabeza pero siempre la he ido posponiendo por diferentes motivos. En realidad no es ninguna prioridad, como el resto de propuestas que estoy haciendo, por lo que si no es este año que viene puede ser cualquier otro. Además, últimamente estoy yendo mucho al Tourmalet y no es cuestión de aborrecerlo.
La idea básicamente consiste en subir con el coche a la cima y en él la bici de carretera y la de montaña. Bajar en bici de carretera hasta Luz-Saint-Sauveur ya que esa vertiente no la he subido nunca y sería una subida diferente. Subir hasta el col du Tourmalet. Cambiar de bici en la cima y coger la de montaña. Subir hasta el observatorio astronómico que hay en la cima del Pic du Midi. Disfrutar de las vistas.
Logísticamente es un poco complicado porque el número de bicis duplica al de personas y porque en la pista de acceso al observatorio puede haber nieve hasta bien entrado junio. Pero todo es posible con un poquito de organización, en mi coche este año caben ¡5 personas y 4 bicis!.




Ruta en wikiloc menos el último tramo.


Algunos datos de interés para hacernos una idea de lo que estoy hablando.

Altitud inicial: 711 m.
Altitud final: 2877 m.
Desnivel total: 2166 m.
Distancia: 25 km.
Desnivel desde Luz hasta el Tourmalet: 1404 m.
Desnivel desde el Tourmalet hasta el Pic du Midi: 762 m en 6 km.

Además hay que añadir que la pista se deteriora sensiblemente hacia el final, que es jústamente donde se encuentra la mayor dureza de toda la subida desde Luz-Saint-Sauveur, incluído un tramo en el que la pista desaparece y tienes que subir por una senda para llegar al observatorio.

No todo van a ser malas noticias. Para los menos aventureros o acompañantes hay un servicio de telecabinas que parte desde la Mongie y llega hasta el mismo observatorio astronómico por un módico precio, donde podrán esperar a que lleguen los esforzados de la ruta sin mayores esfuerzos.

Aquí os dejo un par de enlaces de gente que lo ha realizado. Yo sólo con las fotos ya me muero de ganas de ir. Merecen la pena.






martes, 1 de diciembre de 2015

IDEAS PARA EL AÑO QUE VIENE VI - ENCADENADO COLLADO SAHÚN Y PIEDRAS BLANCAS

Nueva entrega de las propuestas "qué fácil se ve todo calentico y quieto en casa". Esta vez toca ruta con la mountain bike, qué tiempos cuando se llamaba así.
En esta ocasión la idea es ascender dos gigantescos puertos de montaña que no están asfaltados. Si esto fuera Francia a buen seguro que lo estarían y serían un encadenado perfecto para alguna etapilla del Tour. Los puertos a ascender son el collado Sahún y Piedras Blancas (o la base sur del Pico Gallinero). La idea es salir desde Castejón de Sos, que es donde comienzan ambos puertos realmente. De esta manera, quien quiera podrá subir una sola de las dos subidas o llegar hasta donde le apetezca, pues con darse media vuelta estará en el bar en un santiamén.

ALTIMETRÍA COLLADO SAHÚN



Distancia: 16 km.
Elevación: 1122 m.
Altura máxima: 2020 m.
Mi subida al collado en 2013


SUBIDA A PIEDRAS BALNCAS

Distancia: 17 km.
Elevación: 1423 m.
Altura máxima: 2300 m.

EN TOTAL:

Distancia: 66 km.
Desnivel: 2545 m.

Seguramente ya habrá nieve por las zonas más altas y no creo que se vaya hasta bien entrada la primavera. A parte de eso habrá que tener en cuenta que por la segunda ascensión subirán furgonetas de parapentistas, pues arriba es zona de lanzamiento.


lunes, 30 de noviembre de 2015

IDEAS PARA EL AÑO QUE VINE IV - VUELTA A LAS TRES COMARCAS

Otra ocurrencia más de las mías, total, imaginar no cuesta ningún esfuerzo y entretiene mucho. Ya veréis.
Un día de este año traté de hacer el máximo de subidas posibles cerca de casa para entrenar el fondo, de hecho no me alejé más de 25 kilómetros en línea recta de Naval, y prometo que en esta ruta no caben más subidas. Acabé acalorado y exhausto y me juré no volverla a hacer pero me lo replantearía si lo hiciera en compañía, con menos calor y con comida de por medio. Estoy hablando de la ruta NAVAL - PALO - ALDEA PUY CINCA - GRAUS - PUERTO LAGUARRES - PUERTO LA CANAL - SAN ROQUE - NAVAL.



Distancia: 140 km.
Desnivel: 2800 m.
Duración: 8h 18' contando paradas.











martes, 24 de noviembre de 2015

IDEAS PARA EL AÑO QUE VIENE III - NAVAL - COL D'AUBISQUE

Otra propuesta más para la colección otoñal de "ideas para el año que viene". Aprovechando la entrada número 50 de este blog voy a proponer otra de esas ideas a lo grande (o más bien locuras) que me caracterizan.
A raíz del éxito de la Naval - Tourmalet de este año me surgieron algunas ideas más con las que poder continuar la serie "Naval - xxx". Para esta esta ocasión propongo llegar a otro de los colosos del Pirineo en una etapa de similar dureza a la de este año. Aunque como veréis, es posible que haya que cambiar el lugar de salida por el excesivo kilometraje. 

Vamos a ver:

PRIMERA OPCIÓN: NAVAL - COL D'AUBISQUE


Distancia total: 170-175 km.
Desnivel acumulado: 4077 m según openrunner, pero siempre son menos.

Mis cuentas son: El alto de Pino hay que pasarlo igualmente, el alto de Cotefablo estaría en lugar de la subida al túnel de Bielsa, el Portalet por el lado español sería el col d'Aspin y el col d'Aubisque lo asemejo al Tourmalet. Sobre el papel creo que está al mismo nivel en cuanto a dureza que la Naval - Tourmalet pero es unos kilómetros más larga. Ahora bien, me da la sensación de que 170 km empiezan a ser demasiados y que mis cuentas son cuentas de la lechera, por eso propongo realizar la siguiente opción:

SEGUNDA OPCIÓN: AÍNSA - COL D'AUBISQUE



Distancia total: 135-140 km.
Desnivel acumulado: 3780 m según cronoescalada, pero seguro que serán menos.

Entiendo que esta distancia es más asumible y que su dureza, aunque sigue estando prácticamente íntegra, también. Otra gran ventaja es que los primeros 40 kilómetros son realmente fáciles, por eso creo que esta es la opción a seguir.


Seguiremos informando...


miércoles, 18 de noviembre de 2015

IDEAS PARA EL AÑO QUE VIENE II - TREMP - COLL DE NARGÓ - TREMP

Aquí tenemos otra entrega más de "Las locas ideas de Nacho". Esta vez pienso que es una excursión muy asequible que podemos hacer en algo más de una mañana con almuerzo incluído. Pasamos por este puerto con Héctor camino de Andorra y me gustó mucho. Tiene una distancia muy considerable, entre 18 y 23 km por cada vertiente, pero con un desnivel entre 600 y 800 metros hace que sea una ascensión muy llevadera.
La excursión saldría de Tremp, a 100 km de naval, y cruzaría los puertos de Faidella y Boixols por la vertiente de Isona, para llegar a la localidad de Coll de Nargó. Mi propuesta es hacer un almuerzo-comida en este pueblo para luego volver a Tremp por donde se ha venido. En esta vertiente (por donde pasó la Vuelta a España este año) podremos disfrutar de una subida muy bonita con multitud de curvas. Es una carretera muy revirada. Personalmente no conozco la zona, por lo que me pongo los deberes de ir a explorar ese puerto y disfrutar de las vistas y la carretera. En total saldrían unos 112 km.










sábado, 7 de noviembre de 2015

IDEAS PARA EL AÑO QUE VIENE I - VUELTA A LA SIERRA DE GUARA


Ha llegado el otoño y con él su temible y estúpido cambio de hora. Para mí es el momento de cambiar la bici de carretera por actividades en las que se pase menos frío, como la bici de montaña o correr, aunque sospecho que este año esto último ni lo voy a intentar. Lejos queda ya la ruta Naval - Tourmalet que tanto me hizo disfrutar este verano, y claro, como uno tiene más rato para estar en casa no puede dejar de pensar en estas cosas, por lo que he decidido recopilar todas las ideas que se nos han ocurrido a algunos tuercepedales durante este año. Algunas son rutas que quedan pendientes de otras ocasiones, otras son rutas originales, otras pueden ser idas de cabeza, otras un gran acierto. En realidad estoy continuando una entrada de Carreretas y Lifaras de mi amigo Carlos en la que se tomó la molestia de recopilar mucha información. Por eso también hay que tener en cuenta las rutas que propuso él porque las había muy interesantes. Así que en las próximas entradas iré exponiendo planes para hacer durante el año que viene. Empezamos con la primera:

VUELTA A LA SIERRA DE GUARA EN BTT

Para empezar esta sección empezaré relativamente fuerte y escogeré una ruta de tres días y con la bici que menos acostumbrado estoy. Eso sí, está cerquita de casa. Realmente no he planeado ninguna de estas rutas al detalle pero de momento son simples ideas que entran dentro de lo posible. En esta ocasión habría que acoplar alguna alforja a la bici de montaña, por lo que es recomendable esperar al buen tiempo, pero por lo demás, es muy asequible: bici por la mañana y descanso por la tarde.


Por supuesto no es necesario seguir una ruta preestablecida al pie de la letra, se aceptan sugerencias para variar recorridos y quitar o añadir dificultad.


VUELTA A LA SIERRA DE GUARA EN BICICLETA DE CARRETERA

Como a muchos nos tira más la bici de carretera voy a proponer rodear la misma sierra pero por carretera. En esta ocasión serían necesario dos días para realizarla haciendo noche en Sabiñánigo, de esta manera le podríamos dar una mochila con ropa al tuercepedales Abizanda, si a él no le importa, unos días antes para tenerla allí a nuestra llegada. Además, la oferta hotelera y gastronómica es muy amplia.

Ejemplo 1 de la primera etapa por el puerto del Serrablo:


Ejemplo 2 de la primera etapa por el puerto de Fiscal:


Ejemplo 3 de la primera etapa por el puerto de Cotefablo


Vuelta al día siguiente:


Como veis no son distancias excesivas teniendo todo el día para hacerlo y con su correspondiente hidratación por la tarde.

En próximos días recibirán en su blog más cercano más ideas disparatadas.


sábado, 24 de octubre de 2015

ESCAPADA A SAN SEBASTIÁN

Lo bueno que tiene tener una fiesta larga al mes es que te permite viajar con regularidad si te apetece. Así que aprovechando que Patri tenía vacaciones nos cogimos la caravana y acabamos en San Sebastián, un buen destino por su gastronomía, sus apenas 3 ó 4 horas de viaje, su gastronomía, sus bonitos alrededores y su gastronomía. A parte, para muchos de nosotros, es un magnífico destino ciclista.
Uno de los inconvenientes que han de soportar las parejas de l@s ciclistas es que éstos no pueden dejar la oportunidad de llevarse la bici para explorar nuevos territorios allá donde van, y Guipúzcoa es un pequeño paraíso ciclista con esas montañitas, prados y playas, por lo que, aprovechando la comprensión de Patri, metí la bici en el maletero.
Puesto que no era plan de recorrerme todas las carreteras del País Vasco Español (o debería decir peninsular) y Francés como algún día me gustaría, elegí una ruta que pudiera hacer en 2 ó 3 horas y con algún punto de interés, básicamente alguna subida chula. Y os aseguro que la encontré en el pueblo de Aia, donde se encuentra su famoso "muro" que suben regularmente en competición los ciclistas profesionales.
Salí desde el camping de Igueldo, que está situado prácticamente en la cima del monte del mismo nombre, en dirección a Orio, por lo que enseguida estaba bajando hacia el valle por donde transcurre la complicada la autovía. En pocos minutos llegué a Orio, lo que me indicó que para volver me iba a tocar pedalear. Tras cruzar el río Oria subí por la GI-3710 ya que sospechaba que el desvío para subir por el muro estaba por ahí y sabía que esa carretera tenía mejores vistas. Los primeros kilómetros transcurren muy agradables, entre vegetación y sin apenas subida. Tras su paso por Andatza la carretera se empieza a empinar pero sin excesos. A medida que alcanzas mayor altitud puedes ver el valle y las montañas de enfrente, te da la sensación de estar a mucha más altitud de la que realmente estás. La carretera, con un asfalto impecable, es muy tranquila y mientras vas superando curvas y disfrutando del paisaje vas subiendo metros poco a poco. Tan agradable se me hizo que cuando llegué a Aia ni había visto el desvío, ni el muro, ni nada parecido, así que me tocó averiguar dónde estaba una vez llegué arriba y hacerlo de bajada. Mejor así, de esta manera pude calentar bien y ver lo que se me venía encima mientras lo bajaba. Básicamente tienes que subir en 1'6 km lo que por el otro lado se sube en 3 km. La carretera está perfectamente asfaltada y es estrecha y revirada. El comienzo es duro, pero se puede hacer bien. Enseguida llegas a un caserón donde hay un descanso (mala señal) que se aprovecha para respirar. Después de eso, el infierno, más de 200 metros con un desnivel brutal. Esta rampa, señor cicloturista, la comenzarás a subir bien, resoplando pero bien, a mitad, seguramente, ya te habrás quedado sin fuerzas y con el corazón a punto de explotar, pero al final ya no tendrás ni una gota de energía ni tan siquiera en los brazos y estarás a punto de caerte con el corazón saliéndose por la boca. Justo en ese momento viene el típico descanso al 8 ó 10 por ciento, ¿qué importa?, en el que tienes que recuperar, y más vale que lo hagas porque los últimos 50-70 metros vuelven a ser una locura como la rampa anterior. Ni qué decir tiene que lo pasé bastante mal, pero qué a gusto se siente uno después. Una vez recuperado el aliento volví por donde había subido la primera vez para seguir disfrutando de la carretera. Una vez en Orio me quedaba el repecho final, la subida el monte Igueldo de unos 7 km con algunas rampas bastante exigentes. Por la tarde, obviamente, no nos quedó más remedio a Patri y a mí que avituallarnos e hidratarnos todo lo que supimos en San Sebastián. Espero volver a disfrutar de esas carreteras.

Distancia: 46'49 km
Desnivel: 976 m
Tiempo: 2h 45'











¡Qué tres bellezas!
      






domingo, 4 de octubre de 2015

VUELTA A ESPAÑA 2015. ESCAPADA A ANDORRA.

Hacía ya meses que a Héctor y a mí se nos había ocurrido la idea de ir a ver La Vuelta a España el día que la etapa transcurría íntegra en Andorra, tenía muy buena pinta y era perfecto para llevarnos las bicis y descubrir un sitio nuevo para pedalear. Así que el pasado 2 de septiembre pusimos rumbo a Andorra la Vella.
Por el camino descubrimos algunos puertos totalmente desconocidos para nosotros a los que habrá que volver algún día, como el coll de Bóixols y el port del Cantó. Una vez en Andorra el tiempo apenas nos dejó pedalear, lo justo para poder subir hasta los últimos 4 km el día de la etapa, así que nos dedicamos a ver escaparates, tiendas de bicis  y comer. El día de la carrera los pudimos ver a todos en el control de firmas y luego, horas más tarde, a 4 km para el final. Pocas veces los he visto así de bien, ayuda que en Andorra apenas va la gente a verlos.
Fue una muy buena escapada y Andorra ofrece unos bonitos y duros puertos como para volver algún día a pedalear, lástima que la carretera principal que la atraviesa lleve tantísimo tráfico y que sus alrededores estén ultraedificados.



 Thomas

 Chris

 Vasil


 "Piernas" de Froom

 Joaquín

 Fabio

 Esteban

 Alejandro

 John

 Nairo

 Tom

¡Ahí estamos!




martes, 22 de septiembre de 2015

NAVAL - TOURMALET 2015


"Como era previsible, Desgrange estaba nervioso. Ni los esfuerzos de su joven colega ni las circunstancias de la época ayudaban a aplacar sus miedos. Como dijo el autor francés Pierre Carrey en su libro 100 years of the Tour de France in the Pyrenees: "Hablamos de una época en la que el hombre acababa de aprender a volar y en la que la idea de llegar a la luna aún formaba parte de la ciencia ficción. Aquel ascenso era un desafío a la naturaleza, una burla a los dioses. Muy a menudo, hombres inteligentes y atrevidos acababan descalabrándose contra el suelo a bordo de sus máquinas voladoras. Y las montañas también mataban: el 8 de julio, siete montañeros morían sepultados bajo un glaciar en Jungrafu".
Por tanto, los temores de Desgrange tenían fundamento, sin embargo, dos días antes de la aventura del Tourmalet, los corredores del Tour habían abordado las primeras escaladas pirenaicas en la historia de la carrera, y sólo cuatro de ellos habían abandonado. Desgrange dio gracias al cielo y siguió rezando."



Pasado el verano y sus calores ya es hora de que haga una pequeña crónica de la aventura ciclista tuercepedales de este 2015 y este párrafo de "Ascensiones míticas. 50 puertos de leyenda que deberías coronar" me sirve como introducción a lo que iba a acontecer el día 6 de agosto.



Se puede decir que así afrontábamos nosotros nuestra andada hacia el Tourmalet: con temor. Muchos de nosotros ya habíamos ascendido sus rampas, pero nunca lo habíamos hecho con 130 km en nuestras piernas y cuatro puertos a nuestras espaldas. Pero también lo afrontábamos con ilusión, esa ilusión que hace que estés dispuesto a socarrarte unas cuantas horas al sol por el simple placer de subir los puertos tan chulos que hay en el Pirineo, y que es la razón por lo que acabamos haciendo estas cosetas.


Por fin llegó el día 6 de agosto, al que tantas y tantas veces había recurrido en mi cabeza en momentos de dispersión mental, sobre todo en el trabajo, imaginándome a mí en los últimos metros del Tourmalet a punto de coronar y con una satisfacción enorme por el esfuerzo realizado. Pero no avancemos acontecimientos. Antes hubo que pasar muchas penurias y también satisfacciones.

El día empezó con un madrugón de los buenos, aunque con esto de trabajar a turnos, todo lo que sea despertarse después de las 4:45 de la mañana para ir con la bici no me parece tanto madrugón. Con los primeros rayos de sol nos juntamos en la plaza Mayor de Naval cuatro insensatos con la intención de pedalear desde Naval hasta el Tourmalet y atizarnos unos buenos almuerzos. Lo segundo estaba asegurado al 100%, lo primero ya veríamos. Así que tras algún último preparativo partíamos sobre las 6:50 de la mañana rumbo a Francia Paco, Abizanda, Héctor y yo, incluso Jordi se acercó a despedirse. Tanto Jordi como Carlos se nos unirían en bici más adelante.
De salida afrontamos el Alto del Pino. Así en frío y con todo lo que nos quedaba por delante tratamos de hacerlo lo más tranquilamente posible, como hacemos siempre vaya. Como no todos nos conocíamos (lo que une la bici no lo separa nadie) se aprovechó para charrar y ponernos al día de nuestros temas favoritos. Una vez coronamos, la carretera nos regaló unas bonitas vistas del Pirineo, el cual teníamos que cruzar entero ese mismo día. En ese momento las montañas me parecieron inalcanzables, iba a ser un día de echarle mucha paciencia.
La bajada del Alto del Pino nos dejó en la carretera A-138, de la que no nos teníamos que desviar hasta que empezáramos el col d'Aspin. Para mí, y siempre lo he dicho, el tramo siguiente hasta Aínsa iba a ser de lo más duro de la jornada. Es un terreno rompepiernas y pestoso en el que sin haber ningún puerto te puede dejar fundido. De hecho, es una ruta que no hago muy a menudo. Pero bueno, con buenos compañeros y las energías intactas todo se lleva mejor. Además, en Aínsa nos esperaba la primera recompensa del día y eso ayuda a pensar menos en los repechos constantes del recorrido. Siempre que paso por Aínsa con la bici me gusta parar y disfrutar de sus vistas y en este caso en la que la ocasión era especial aún más, así que nos paramos en la magnífica terraza del Hotel Sánchez a redesayunar o a echar el primer almuerzo, eso cada uno sabrá. Allí nos juntamos con los hermanos Lacoma, los cuales nos hicieron de coche de apoyo y un reportaje fotográfico acojonante durante todo el día. Después de las charradas, los cafés, las napolitanas y las visitas de rigor a la "Casa Blanca", tocaba ponerse de nuevo en marcha. La excursión, como quien dice, empezaba en ese momento.
El siguiente tramo, de Aínsa a Salinas de 25 km, fue el más fácil de la jornada. No dejas de ascender, pero en un falso llano continuo en el que se puede rodar bien y en el que se disfruta de la transición hacia un paisaje pirenaico y del transcurso del río Cinca. Fuimos prácticamente todo el rato en fila de uno debido a los coches y camiones. No hubo un tráfico excesivo ni mucho menos, pero no es una carretera que invite a ir en paralelo en agosto. Así pues, los relevos fueron bastante eficaces y nos permitieron llevar una velocidad crucero muy digna. Además, los Lacoma nos estaban esperando cada pocos metros para retratarnos en semejante tesitura, con el consiguiente cachondeo en algunos momentos ya que no estamos acostumbrados a tanta atención. De estas maneras llegamos a Salinas, pueblo-mesón en donde ya no se puede retrasar lo inevitable y una buena rampa del 10% te recuerda dónde estás y por qué has venido. No pude evitar pensar en que prácticamente no íbamos a ver ningún kilómetro llano en todo el día y en que faltaban unos 93 km por delante. Por suerte, este no es un puerto constante y aunque siempre pica para arriba hubo algunos descansos que nos permitieron respirar un poco. Lo cierto es que a mí se me estaba haciendo larga la subida, ya llevábamos más de tres horas y media pedaleando y el hambre empezaba a hacer acto de presencia, he intuí que al resto de la expedición le pasaba lo mismo. No hubo problema, en Bielsa hicimos una pequeña parada para oxigenarnos y beber de una de las mejores fuentes que puedes beber a pie de carretera: siempre abundante de agua y siempre fría, ya sea invierno o verano. De ahí a Parzán, unos 3 kilómetros, con el anhelo del almuerzo en nuestras cabezas como único pensamiento.
Llegamos a Parzán sobre el horario previsto y allí ya estaban los demás coches de apoyo: mis padres con mis tíos (una vez más), el padre de Abizanda y Jordi, que venía de subirse a Pineta en bici aprovechando la espera. Y hasta apareció David en su moto, otro ilustre tuercepedales que nos vino a dar su apoyo moral (apoyo moral y a almorzar, claro). Lo que son las cosas, cuando dije que a las 6:30 en la plaza para pedalear aparecieron tres personas, y cuando dije que a las 11:30 en Parzán para almorzar estábamos 13. El almuerzo fue un almuerzo de campeonato, digno de la ocasión: platos combinados, bocadillos, huevos rotos, y todo aderezado con unas cantidades ingentes de patatas fritas. Sirvió tanto como para llenar el estómago como para elevar la moral.
Una vez acabado el almuerzo cargamos las bicis en los maleteros e hicimos el tramo hasta el lado francés en los coches para pasar el túnel. Ya en la explanada del otro lado (así sí que se puede parar antes del túnel y de la frontera, no como en el lado español) preparamos rápidamente las bicis para afrontar la bajada hasta Arreau y mentalizarnos durante el descenso para lo que estaba por venir. En cuanto a lo meteorológico yo no había estado nunca pedaleando en los Pirineos franceses sin necesitar ropa para las bajadas, pero ese día no hacía falta nada y fue un presagio que después se confirmó en las subidas, hizo un calor del copón, lo nunca visto. Por lo demás, bajada prolongada que siempre me resulta muy bonita pero que en su mitad final estaba parcheada con toda la gravilla suelta por la carretera incluyendo sus buenas montoneras. Espero que para la próxima vez haya desaparecido.
En Saint Lary se nos unió otro tuercepedales a la expedición, Carlos, que con el estómago lleno se vio con fuerzas para afrontar el col d'Aspin y que a la postre sería clave para mí en la subida, una vez más. El transcurso por el valle hasta Arreau fue muy llevadero, siempre a favor y con cinco rodadores, que ya es un buen grupo.
Por fin llegamos al desvío del Aspin, yo incluso con nervios, pues empezaba lo más exigente de la jornada y lo que habíamos estado temiendo, la encadenación del Aspin y del Tourmalet. En la primera rampa seria, se empezó a triar el grupo, y es que cada uno tiene que coger su ritmo y no cebarse con el de delante o palmarías unos pocos kilómetros después. En estos casos tan incómodo es ir por encima de tus posibilidades como estar esperando todo el rato, así que ya nos juntaríamos en la cima. Yo enseguida noté que las piernas ya no estaban frescas, sinceramente esperaba encontrarme mejor a esas alturas, pero con 114 km en las piernas entendí que era lo normal. Así que me puse en mi modo paciencia o cabezonería, es decir, subir a lo que te permitan las piernas cueste lo que cueste acabar. El grupo se partió en tres. Los dos primeros fueron Héctor y Abizanda, un par de jabalís con muchísima fuerza que hasta hace poco no tenían ni bicicleta de carretera, espectacular. Después Paco, todo experiencia y saber hacer en estas situaciones, pues en mucho peores se habrá visto corriendo algunas de las ultratrails más duras del mundo, así como suena. Y después la pareja que termina siempre junta en las subidas, Carlos y yo. Tratamos de ir lo más cómodo posible durante la subida, a un ritmo muy despacio, pero así tenía que ser. El calor era muy agobiante y el cansancio ya hacía mella. Nuestros compañeros de fatigas también avanzaban despacio pero poco a poco los perdimos de vista. Hacia la mitad de la subida realizamos una parada para interrumpir un poco el esfuerzo de los riñones y para disfrutar de una sombra. Yo, pensando más en la aparición de calambres que en la falta de energía, me comí un plátano y un gel de los que llevaba encima. No soy muy amigo de estos geles pero entiendo que es un alimento que va directo a la sangre y al músculo. Y como no quedaba más remedio, de nuevo a dar pedales hacia arriba. En estos momentos la compañía es crucial y entre chemecos, juramentos y algún que otro comentario la ascensión se hizo más amena. Además, Carlos me dio unos ánimos que realmente me sirvieron más adelante, en el Tourmalet. Al fin, los últimos, y después de un buen sofoco, llegamos a la cima atestada de gente y de vacas. Allí estaban de nuevo los acompañantes en su inconmensurable faena de darnos cualquier cosa que necesitáramos. Nos repusimos un poco con agua, con sales, con cerveza y con todo que había en los coches. En la cima nos encontramos con Jordi, que había hecho el puerto por la otra vertiente para dejar el coche en la base del Tourmalet y así encontrarse con nosotros. Carlos puso en ese momento la bici en el coche, esta vez tocaba ver sufrir. Nos hicimos unas fotos y a disfrutar con la bajada, de nuevo sin ropa de abrigo.
Saint Marie de Campan. 1600 hora zulu. Parada de todos los integrantes de la expedición, tanto velocípedos como bípedos, para comer algo (¡ay! dónde debía estar ya el almuerzo). Era el momento de enfrentarse al Tourmalet, el momento de la verdad, el momento de echar el resto. A estas alturas creo que todos estábamos tocados, yo por lo menos iba en la reserva hacía mucho rato. Abizanda, con muy buen criterio, decidió que ya había dado todo lo que tenía y que se apeaba de la bici, ya que en la parte final del Aspin se había quedado agarrotado y al día siguiente tenía obligaciones profesionales. Demasiado hizo para lo que había entrenado, bravo. Arrancamos de nuevo cuatro ciclistas, esta vez éramos Paco, Jordi, otro fuera de serie que casi gana trails sin darse cuenta, Héctor y yo. Los primeros kilómetros nos mantuvimos juntos, haciendo piña para darnos moral unos a otros pues son muy llevaderos. Seguía haciendo un calor horroroso y a pesar de no tener nada dentro del cuerpo seguía sudando copiosamente. A partir de este momento ya sólo pensaba en que no me dieran calambres. En cuanto llegó la primera rampa seria (y única hasta arriba diría yo) Cada uno buscó su lugar. Jordi marchó por delante, Paco se quedó en medio y Héctor y yo nos hicimos compañía cerrando la expedición. Esta vez el ritmo de ascensión era bastante agónico. No hay otra forma de afrontar esas rampas, ¡bendito piñón de 28 dientes!. Ni Héctor ni yo estábamos para tirar cohetes, así que un rato se ponía uno delante, otro rato se ponía otro y nos tratábamos de distraer de alguna manera. Los Lacoma seguían con su reportaje fotográfico y mis padres también iban parando para vernos. En un momento dado creí sufrir alucinaciones, pues vi a un burro caminando por medio de la carretera pero gracias a Dios todavía no nos habíamos vuelto locos y es que el burro estaba ahí de verdad. En parte es más lógico que ver llamas en la Mongie pero ese es otro tema. Aprovechando la distracción que nos proporcionaba el pobre animal paramos para oxigenarnos. Seguía haciendo muchísimo calor y estábamos sudando demasiado a esas alturas. Lo mío con los calambres ya era obsesión con tanto sudar, así que me comí un melocotón y otro gel. Héctor por su parte no quería nada. Realmente estaba jodido. A veces, cuando iba yo delante, pensaba que sería capaz de tirarse por uno de esos barrancos al grito de "¡No aguanto este sindiós!". Recuperada un poco la cordura continuamos hacia arriba, con las galerías ya próximas, en donde empieza lo peor del puerto. Es extraño, pero todas las veces que he subido el Tourmalet he sentido ahí la extraña sensación de venirme arriba anímicamente. Ahí están las rampas más duras, el puñetazo al paisaje que es la Mongie y la desolación de los últimos 4 km en los que ves la cima y no llegas nunca, pero es la parte en la que más disfruto. Será porque siempre he subido despacio y disfrutando y allí ya sabes que vas a acabar. En la estación de esquí Héctor ya dijo basta y se subió al coche. Otro bravo para él, ya que tampoco había entrenado lo suficiente y aún así hizo prácticamente íntegro el recorrido. Así que me quedé sólo a 4 km de la cima para saborear aún más los últimos kilómetros. Estaba deseando acabar, estaba muy cerquita y no quería que los dichosos calambres me pararan. No me encontraba mal físicamente, salvo la normal falta de energía, pero con lo que habíamos sudado durante todo el día estaba acojonado de que mis piernas dijesen basta a menos de 4 km para acabar. Me enchufé otro gel, ya sin mucho sentido, y unido a las sales minerales que había estado bebiendo se me revolvió finalmente el estómago. Aún así me sentía pletórico anímicamente. Estaba a punto de acabar la hazaña que me había propuesto hacía ya tiempo. Llegando a la última curva me puse a contar mentalmente las pedaladas que me quedaban para acabar "...21... un automatismo sacude mis músculos y consigo que giren las bielas...20... soy como un saco de escombro...19... me tambaleo sobre la bici...18... Tourmalet, más de dos mil metros...17... la Mongie a mi espalda...16... el oxígeno se agota...15... el sol achicharra...14... hace rato que no hay sombras...13... sólo rocas y prados...12... la tarde empieza a irse...11... no hay ningún descanso...10... sólo un sinfín de curvas que deseo superar...9... llevo horas pedaleando...8... he creído tener alucinaciones...7... pedaleo sobre miel...6... boqueo como un salmonete...5... última curva...4... ya veo a mi padre...3... ya casi estoy arriba...2... por fin, lo voy a conseguir...1... mis amigos me animan...0... increíble, he llegado. Qué gozada". 
Y aunque no fue tan poético en ese momentos sí que es cierto que llegué con mucha felicidad. Estas excursiones son las que luego se recuerdan más en el futuro que las marchas cicloturistas. Con este último párrafo adaptado del libro "Plomo en los bolsillos" he querido expresar lo que se siente cuando vas a terminar algo así. Una vez arriba y completada la gesta brindamos con champán y nos hicimos las fotos de rigor.


Una vez más aprovecho para dar las gracias a los acompañantes, que dedicaron un día de fiesta entero para que los demás pudiésemos pedalear. Visto el éxito de asistencia y de organización voy a ver si se me ocurre algo para el año que viene. Aunque en realidad ya tengo varias cosas pensadas...



Ahora algunos datos.



Distancia sin contar el tramo del túnel: 145'5 km.

Tiempo total: 11 horas 30 minutos.
Tiempo pedaleando: 7 horas 44 minutos.
Altitud ganada: 3000 metros aproximadamente.

Alto del Pino durante la Naval - Tourmalet: 27'50'' a 10'56 km/h.
Alto del Pino durante Naval - Lac Cap de Long: 26'59'' a 10'89 km/h. Por comparar tiempos yendo yo sólo por la misma carretera y en circunstancias parecidas.


Tramo hasta Aínsa en Naval - Tourmalet: 50'58'' a 26'49 km/h.

Tramo hasta Aínsa en Naval - Lac Cap de Long: 57'39'' a 23'41 km/h.


Aínsa - Parzán en Naval - Tourmalet: 1h 38' a 22'06 km/h.

Aínsa - Parzán en Naval - Lac Cap de Long: 1h 49' a 19'95 km/h.


Col d'Aspin en Naval - Tourmalet: 1h 18' a 8'85 km/h.

Col d'Aspin con Jordi en junio: 1h 10' a 9'85 km/h.


Col du Tourmalet en Naval - Tourmalet: 2h 9' a 7'98 km/h.
Col du Tourmalet el año pasado con los tuercepedales: 1h 53' a 9'13 km/h.


FOTOS DE CARLOS


Tramo entre Aínsa y Salinas

 Máximo esfuerzo en el Tourmalet

 La felicidad en persona. Tourmalet

Octave Lapize



FOTOS DE JESÚS


 Lafortunada





 Bielsa

 Con Carlos en el Aspin









 Col d'Aspin

 Con Héctor en el Tourmalet

¡Bieeeen!

FOTOS DE JOSE LUIS

 Por fin, parada para almorzar





 
Pinchazo bajando de la frontera. La asistencia técnica estuvo rapidísima

 Vistas desde la cima del Aspin


 Cima del Aspin





 La expedición ya estaba en plena ascensión al Tourmalet


 Vistazo hacia atrás antes de atacar

 Este perfectamente podría ser un tuercepedales más. Por velocidad y técnica de pedaleo.

 Vista del valle por el que transcurre la carretera


 Jordi coronando el primero. 

 Paco, en segundo lugar



 Parte de los tuercepedales y acompañantes




FOTOS DE VALENTINA

 Los cuatro jinetes ya dispuestos en el lado francés

 Vista desde lo alto del Aspin

 Héctor da muestras del calor que hizo coronando el Apin todo despechugado





 Hubo ciertas "ayuditas" en el Tourmalet

 Si, Paco, estás viendo a un burro




 Ups, pillados in fraganti


Cara de ¡Cómo me gusta el champán!
Gracias a todos majetes


Gracias a Paco por las ilustraciones