sábado, 24 de octubre de 2015

ESCAPADA A SAN SEBASTIÁN

Lo bueno que tiene tener una fiesta larga al mes es que te permite viajar con regularidad si te apetece. Así que aprovechando que Patri tenía vacaciones nos cogimos la caravana y acabamos en San Sebastián, un buen destino por su gastronomía, sus apenas 3 ó 4 horas de viaje, su gastronomía, sus bonitos alrededores y su gastronomía. A parte, para muchos de nosotros, es un magnífico destino ciclista.
Uno de los inconvenientes que han de soportar las parejas de l@s ciclistas es que éstos no pueden dejar la oportunidad de llevarse la bici para explorar nuevos territorios allá donde van, y Guipúzcoa es un pequeño paraíso ciclista con esas montañitas, prados y playas, por lo que, aprovechando la comprensión de Patri, metí la bici en el maletero.
Puesto que no era plan de recorrerme todas las carreteras del País Vasco Español (o debería decir peninsular) y Francés como algún día me gustaría, elegí una ruta que pudiera hacer en 2 ó 3 horas y con algún punto de interés, básicamente alguna subida chula. Y os aseguro que la encontré en el pueblo de Aia, donde se encuentra su famoso "muro" que suben regularmente en competición los ciclistas profesionales.
Salí desde el camping de Igueldo, que está situado prácticamente en la cima del monte del mismo nombre, en dirección a Orio, por lo que enseguida estaba bajando hacia el valle por donde transcurre la complicada la autovía. En pocos minutos llegué a Orio, lo que me indicó que para volver me iba a tocar pedalear. Tras cruzar el río Oria subí por la GI-3710 ya que sospechaba que el desvío para subir por el muro estaba por ahí y sabía que esa carretera tenía mejores vistas. Los primeros kilómetros transcurren muy agradables, entre vegetación y sin apenas subida. Tras su paso por Andatza la carretera se empieza a empinar pero sin excesos. A medida que alcanzas mayor altitud puedes ver el valle y las montañas de enfrente, te da la sensación de estar a mucha más altitud de la que realmente estás. La carretera, con un asfalto impecable, es muy tranquila y mientras vas superando curvas y disfrutando del paisaje vas subiendo metros poco a poco. Tan agradable se me hizo que cuando llegué a Aia ni había visto el desvío, ni el muro, ni nada parecido, así que me tocó averiguar dónde estaba una vez llegué arriba y hacerlo de bajada. Mejor así, de esta manera pude calentar bien y ver lo que se me venía encima mientras lo bajaba. Básicamente tienes que subir en 1'6 km lo que por el otro lado se sube en 3 km. La carretera está perfectamente asfaltada y es estrecha y revirada. El comienzo es duro, pero se puede hacer bien. Enseguida llegas a un caserón donde hay un descanso (mala señal) que se aprovecha para respirar. Después de eso, el infierno, más de 200 metros con un desnivel brutal. Esta rampa, señor cicloturista, la comenzarás a subir bien, resoplando pero bien, a mitad, seguramente, ya te habrás quedado sin fuerzas y con el corazón a punto de explotar, pero al final ya no tendrás ni una gota de energía ni tan siquiera en los brazos y estarás a punto de caerte con el corazón saliéndose por la boca. Justo en ese momento viene el típico descanso al 8 ó 10 por ciento, ¿qué importa?, en el que tienes que recuperar, y más vale que lo hagas porque los últimos 50-70 metros vuelven a ser una locura como la rampa anterior. Ni qué decir tiene que lo pasé bastante mal, pero qué a gusto se siente uno después. Una vez recuperado el aliento volví por donde había subido la primera vez para seguir disfrutando de la carretera. Una vez en Orio me quedaba el repecho final, la subida el monte Igueldo de unos 7 km con algunas rampas bastante exigentes. Por la tarde, obviamente, no nos quedó más remedio a Patri y a mí que avituallarnos e hidratarnos todo lo que supimos en San Sebastián. Espero volver a disfrutar de esas carreteras.

Distancia: 46'49 km
Desnivel: 976 m
Tiempo: 2h 45'











¡Qué tres bellezas!
      






domingo, 4 de octubre de 2015

VUELTA A ESPAÑA 2015. ESCAPADA A ANDORRA.

Hacía ya meses que a Héctor y a mí se nos había ocurrido la idea de ir a ver La Vuelta a España el día que la etapa transcurría íntegra en Andorra, tenía muy buena pinta y era perfecto para llevarnos las bicis y descubrir un sitio nuevo para pedalear. Así que el pasado 2 de septiembre pusimos rumbo a Andorra la Vella.
Por el camino descubrimos algunos puertos totalmente desconocidos para nosotros a los que habrá que volver algún día, como el coll de Bóixols y el port del Cantó. Una vez en Andorra el tiempo apenas nos dejó pedalear, lo justo para poder subir hasta los últimos 4 km el día de la etapa, así que nos dedicamos a ver escaparates, tiendas de bicis  y comer. El día de la carrera los pudimos ver a todos en el control de firmas y luego, horas más tarde, a 4 km para el final. Pocas veces los he visto así de bien, ayuda que en Andorra apenas va la gente a verlos.
Fue una muy buena escapada y Andorra ofrece unos bonitos y duros puertos como para volver algún día a pedalear, lástima que la carretera principal que la atraviesa lleve tantísimo tráfico y que sus alrededores estén ultraedificados.



 Thomas

 Chris

 Vasil


 "Piernas" de Froom

 Joaquín

 Fabio

 Esteban

 Alejandro

 John

 Nairo

 Tom

¡Ahí estamos!