jueves, 5 de junio de 2014

PUERTOS DE LA RIBAGORZA 2014

Sin mucho tiempo entre una prueba y otra voy a relatar lo que aconteció el fin de semana pasado en la marcha de Graus. Lástima que no sacara ni una triste foto durante la prueba, así que pido perdón por no amenizar este texto con alguna imagen.

El plan para el viernes era dormir todo lo posible para estar descansado al cien por cien, tenía fiesta ese día y no lo pensaba desaprovechar, pero me desperté temprano con una mala sensación y a lo que me di cuenta estaba corriendo al váter. "No será nada", pensé, pero otras dos carreras más me hicieron desistir de este pensamiento. De esta manera, con el miedo en el cuerpo y las correspondientes comidas de cabeza, pasé todo el viernes a base de arroz blanco. Por suerte para mí, todo quedó en un susto y aunque no pude dedicar el viernes al engorde, no me faltaron los hidratos. Algo de la cena anterior me sentaría mal, porque no creo que fuese el acojone... ¿o sí?. Por la tarde aún pude ir a buscar el dorsal, donde me encontré con Carlos y David, y entre un amigo y mi hermana que me habían acompañado allí estuvimos charrando un rato y zampando una cantidad ingente de magdalenas, que a la postre harían en mí un tapón excelente. Ya sólo quedaba llegar a casa, preparar dorsales, cenar y desconectar un rato hasta el día siguiente.

El sábado tocó el despertador a las 5:45, por delante me quedaban 25 largas horas hasta volverme a acostar, gracias turnos rotativos. Esta vez el desayuno no iba a ser el habitual, pues debía evitar todos los productos que aflojan las tripas, así que me las apañé con un revuelto de dos huevos con macarrones, una tostada con mermelada, un plátano y un yogur natural. Lo cierto es que me fue muy bien y tomo nota para próximas ocasiones.
A las 7:10 salíamos con Héctor de Naval y ya la temperatura, aunque fresca, era mejor que la del año pasado. Llegamos con tiempo para tomárnoslo con calma: la meada del miedo, montar la bici, vestirse, comer otro plátano y dudar sobre qué ropa coger, lo de siempre, vaya. A lo que nos dimos cuenta ya estábamos esperando en la salida, donde nos juntamos David, Carlos, Héctor, Jordi y yo, ¡por primera vez los de Naval éramos mayoría!. A David y a Jordi ya no los vimos más, estos chicos tienen un cohete en el culo.
A las 8:00 dieron el trabucazo (literalmente) de salida y a pedalear. En el mismo Graus la gente aún se contiene pero pasada la rotonda ya es un sálvese quien pueda. Empezamos a la misma marcha Héctor, Carlos y yo. La propia inercia y el que nos pase tanta gente hace que también vayamos rápido, por lo menos más que cualquier otro día de bici, y nosotros también adelantamos a gente. En una de estas maniobras perdemos a Carlos, miré para atrás, pero con tanta gente es imposible ver nada, aparte de que no es seguro mirar en esos momentos a otro sitio que no sea la rueda del de delante, así que seguimos. Continuamos a rueda de algún grupo hasta que pronto Héctor empezó a marcar el ritmo, tanto es así que nos pusimos al frente de un grupo... y los dejamos. Lo cierto es que no estaba en mis planes abandonar ningún grupo si me llevaban cómodo, pero las fuerzas acompañaban y quedaba poco para el primer puerto, donde seguro que iba a subir a mi ritmo. Y el caso es que en las primeras rampas nuestro ritmo era ligeramente superior a los que nos precedían y fuimos pasando gente. Y muy curioso fue que exactamente en el mismo punto donde el año pasado me adelantaron unos amigos de Calaceite este año les adelanté yo a ellos. Seguimos para arriba, sin forzar, pero adelantando gente. Lo cierto es que es un puerto que no tiene rampas muy bestias y se hace la mar de a gusto. Coronamos con 1h 02' y sin parar empezamos la bajada sin grandes velocidades, y menos mal, porque un chico decidió parar a mear en la bajada dejando media bici invadiendo la calzada y tirada en el suelo. ¡Hay que pensar un poquito por favor!. Gran parte de la bajada la hicimos detrás de una chica que bajaba perfectamente, y en agradecimiento intenté enlazar con el grupo que se había formado justo delante aprovechando un cambio de rasante. Recuerdo que en ese momento pensé "¿qué estoy haciendo?", pues fue un pequeño sofocón innecesario sabiendo lo que me faltaba. Pero el caso es que el motor respondía y pude cogerlos para simplemente dejarnos llevar en la bajada, aunque con algunos acelerones más desde Torres del Obispo hasta Graus, en cuya entrada recibí el apoyo de mis padres una vez más.
Llegamos a Graus en 1h 42', llevábamos 46 km y yo con la sensación de que había ido demasiado rápido, cosa que iba a remediar en el avituallamiento. Este año estaba decidido a comer lo mejor posible para evitar bajones y el menú constó de tres medios sándwiches, un plátano, una o dos galletas de chocolate y más aún para el camino. Mientras tanto llegó Carlos, que también hizo lo propio, y cuando acabamos emprendimos la marcha los tres juntos. El tramo de Graus a Campo es el que más aburrido se me hace, es el típico falso llano de carretera ancha, así que lo aconsejable era ir a rueda lo máximo posible. Yo tenía que regular muy bien los esfuerzos después de la primera parte si quería evitar calambres de cara al final. El caso es que al ir tres amigos los tramos aburridos desaparecen, fue un rato en el que se pudieron decir algunas barbaridades y reír. En un primer momento cogimos la rueda de un grupo, pero Héctor, fuerte como un mulo, enseguida los rebasó, "no puedo ver un ciclista delante" declaró en línea de meta, por lo que Carlos y yo tuvimos que desistir de seguirle. No sé a cuantos adelantaría pero no volvimos a verle. Nosotros continuamos a nuestro ritmo hasta llegar a Campo, donde este año no estaba la marea verde animando. Pasado Campo comenzó el segundo puerto del día (puerto de Sarrate), el más feo en cuanto a carretera, aunque muy bonito en cuanto a vistas. Carlos, convencido de mi superioridad, me dijo que subiera a mi ritmo que él seguramente iría más despacio. Nada más lejos de la realidad, resultó que el ritmo era el mismo para los dos, como el año pasado, aunque los resoplidos y juramentos venían siempre de la misma parte, eso sí. En esos momentos se empezó a afear el día, se nubló e incluso nos cayeron unas diminutas bolas de granizo, pero mientras se sube estas cosas no molestan tanto. Por suerte las nubes iban y venían y mientras tanto nosotros llegamos arriba, donde nos esperaba otro suculento avituallamiento, en el que comí lo mismo que en el anterior. Llevábamos 82 km en 3h 24' sin contar paradas, ese dato lo pondré luego. Para la bajada, esta vez sí, me despedí de Carlos para bajar lo más ligero posible, ya que a mí se me aproximaba la hora del corte de la marcha larga y la marcha corta. Una cosa que no me parece bien es que los pobres sufridores como yo dependamos de que el primer ciclista nos marque la hora de corte. ¿Por qué tiene que decidir ese señor la hora a la que yo tengo que pasar por ahí?, entiendo que no se puede hacer una cicloturista a la carta ni tener la carretera cortada todo el día, pero ¿no sería más sencillo establecer una hora fija de corte?. No se disponía de ninguna referencia salvo la de los años anteriores, y no porque la facilitara la organización. La verdad es que estuve pensando todo el rato en si llegaría tarde al cruce o no. Como en los años anteriores pasé, aunque justo.
Justo aquí empieza otra cicloturista, de nuevo, como otros años, me quedé sólo ante el peligro, de nuevo nadie por delante y nadie por detrás, y de nuevo una paliza hasta llegar a Graus, ¡Aunque en realidad esto me gusta!, supone toda una motivación. Al hacer el giro una brisa empezó a soplar a favor y no veas cómo agradecí, anda que no se nota. El último arreón en la bajada pensaba que me iba a pasar factura, pero bien por el entrenamiento, o bien por las galletas de chocolate, o bien todo junto, mis piernas seguían respondiendo ante los repechos, cuando en años anteriores a estas alturas ya no las tengo frescas. Así pues empecé a pasar a gente antes del congosto de Obarra, una vez más de lo más bonito del recorrido. Seguí a mi ritmo y adelantando a algunos ciclistas, no debía ir más rápido que otros años, pero estaba mucho más entero y sabiendo que salvo catástrofe acabaría bastante bien, por supuesto seguí comiendo y bebiendo a destajo. A los 105 km, en el puerto de Bonansa, llevaba 4h 32' de pedalear sin contar los avituallamientos. La bajada la disfruté muchísimo, y aproveché el falso llano hasta Noales para seguir comiendo y bebiendo, aparte de hacerlo también en el avituallamiento líquido de este pueblo, desde donde empieza la última dificultad grande del día, el Col de Espina. Para mi sorpresa resulta que han alquitranado toda esa vertiente del puerto, y de qué manera, una buena capa de alquitrán y no los nefastos parcheados tan típicos de esta provincia. Así que con un asfalto por estrenar y las piernas aún bien sólo pude disfrutar aún más de la subida, sabía que pasada esta dificultad ya había pasado lo peor. Coroné con 5h 25' y 121 km. De nuevo repetí menú en el avituallamiento de Las Paúles, donde me pareció que empezaba a hacer frío. Por suerte tengo una bolsa de manillar donde me cabe ropa y comida por lo que pude continuar con ropa seca y por tanto sin nada de frío. El último repecho es un tramo que fastidia bastante aunque sabes que es un mero trámite. A partir de ahí casi todo es cuesta abajo. Por el Col de Fadas pasé con 5h 50' y 129 km en las piernas. Y de nuevo sorpresa, la bajada resultó estar igual de bien asfaltada que la subida de Espina, por lo que el descenso fue una maravilla.
En Castejón de Sos nos reagruparon a todos para pasar el congosto en bloque, entiendo que es más seguro así, pero me gustaría saber cuánto rato estuvieron parados los que más, en cualquier caso una medida entendible. Para los ciclistas fue una gozada bajar el congosto con un pelotón de 200 unidades, aunque los frenazos, bandazos y aproximaciones son mucho más jodidas, sobre todo porque vas a más velocidad. Hasta Campo la bajada se hace muy bien, sólo hay que dejarse llevar, pero de Campo hasta Graus toca de nuevo pedalear por la misma carretera ancha y recta de antes. Por suerte (es ironía), la tormenta que estaba barruntando todo el día decidió descargar en ese momento para amenizarnos el falso llano. No duró mucho, eso sí, lo suficiente para que calara, pero las gotas sueltas no nos abandonarían hasta cerca de Graus, donde ya me empecé a relajar hasta meta. Meta donde estaban esperándome mis padres y Patri para ver lo que quedaba de mí.
 
En conclusión diré que en lo particular me he encontrado mucho mejor que en los dos años anteriores, parece que todo el trabajo y aprender a comer están dando sus frutos. No he mejorado tiempos ni nada, pero es que ni me lo planteo. Lo importante es que me siento muy bien y que cada año voy más acompañado. Y en lo general qué decir de los voluntarios que no se haya dicho ya. Simplemente gracias por animar desde el primer ciclista hasta el último para que podamos disfrutar.
Hasta aquí dio de sí la marcha cicloturista. Entonces empezó para mí la otra marcha, la que me da de comer. Con apenas unas horas de separación en las que no pude ni dormir, empecé una de las jornadas laborales más penosas que recuerdo en cuanto a cansancio y sueño. No entraré en detalles, pero al final eran las 7 am cuando me acostaba.

Ahí van algunos datos:
2013 2014
DISTANCIA 185 185
TIEMPO TOTAL 8h 42' 54'' 8h 41' 18''
TIEMPO PEDALEANDO 7h 32 ' 57'' 7h 18' 01
Tª MAX. 26 ºC 27 ºC
Tª MÍN. 7 ºC 10 ºC
POSICIÓN 22 por la cola15 por la cola

1' 36'' de diferencia entre 2013 y 2014, regularidad ante todo. Eso sí, 14' 56'' menos de pedalear este año. Todos concentrados a partir de la subida del col de Espina, ya que en el puerto de Bonansa pasé con apenas tres minutos de diferencia con el año anterior.

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6985774

3 comentarios:

  1. La frase de Héctor "no puedo ver un ciclista delante" la debió de pronunciar Merckx siendo pequeñito y fíjate donde llegó... Si Horner ganó una Vuelta con 42 tacos el zagal aún tiene margen de mejora!

    ResponderEliminar
  2. Enhorabuena Nachete....con nuestra vida ya hacemos bastante no crees?....Ahora cual es el siguiente objetivo..nuestro 10K?, jejeje, Un abrazo compi

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No creo que esté para 10 "cas" ni nada Fernando, menudas agujetas sólo de pensarlo.

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.