miércoles, 7 de mayo de 2014

¡EUREKA!

Esta expresión me viene muy bien para referirme a mi último avance sobre la bicicleta, el cual, aunque sea una tontería, os voy a contar y así os hablo de otro tema fundamental este año para mí: la natación.
Como bien sabéis los sufridos lectores de este humilde blog, uno de mis mayores problemas encima de la bici es mi dolor de culo en el lado derecho a causa de una columna desviada. Para un par de horas no pasa nada, pero para días de más distancia llega a ser un problema.
Para solucionar este inconveniente y viendo lo que se me venía encima este año, decidí ponerme las pilas y empecé a nadar en septiembre. En realidad no hice más que lo que me han estado repitiendo los especialistas desde hace un montón de años.
Los comienzos no fueron alentadores, ya que empezando en un deporte por obligación no se logra encontrar la motivación suficiente para que te guste, incluso a día de hoy no es que me apasione, pero ya simpatizo con él. Además, cuando entras en el agua por primera vez pensando que sabes nadar y no llegas a hacer ni dos largos seguidos porque te estás ahogando, te das cuenta de que no va a ser fácil. Por suerte y aún sin tenerlas todas conmigo, he sido bastante regular, consiguiendo nadar decentemente dentro de mis modestas intenciones.
La recomendación que me hicieron fue que nadara sin forzar, lo que me apeteciese, únicamente con la intención de oxigenar y tonificar los músculos de la espalda. El problema es que apetecer lo que se dice apetecer no me apetecía mucho. Por eso cuando supe mantenerme un rato a flote establecí el km como una distancia prudencial, ni mucho para agotarme ni poco para que fuese insuficiente, siempre con el permiso del trabajo, claro.
Poco a poco se va encontrando la técnica a esto de nadar: lees, preguntas, ves algún video, pero sobre todo te fijas en las demás personas de la piscina (también para ver si hay alguna gachí, no nos engañemos), y con la práctica, al final, todo se mejora. Incluso llega el momento en el que, inconscientemente, el cuerpo te pide un poco más, ese punto que hace que tu cuerpo no se "acostumbre" al mismo ejercicio todos los días y haga que no sirva para mucho. Así que, como no estaba por la labor de hacer más sesiones de piscina, empecé a nadar un poquito más rápido, encontrando entonces la motivación para seguir nadando: la de superarme a mí mismo. Y en resumidas cuentas esto es lo que le sucede a la mayoría de deportistas que comienzan en un deporte, después, cada uno llegará hasta donde quiera.
De esta manera y habiendo cogido el fondo necesario desde septiembre, resulta que me encuentro muy cómodo nadando hasta 3 km algunos días, pudiendo forzar en tramos enteros. Y fue con la bici al día siguiente de una de estas sesiones, en la que nadé más de 60' (sin contar descansos), cuando me percaté de los beneficios de la natación respecto al apoyo en el sillín, ¡no había exceso de presión en el apoyo derecho!. Al ser una salida corta no le di más importancia pero fue en la siguiente salida, de 5 hrs, cuando comprobé los buenos resultados. La molestia no desaparecerá por completo, es inevitable, pero he dado un gran paso para poder estar más horas aún sobre la bicicleta, genial para lo que me espera. También he de añadir que el nuevo sillín me es mucho más cómodo que el anterior y es de gran ayuda.
Ahora he modificado un poco las sesiones de natación, intento que sean de mayor duración aunque sean menor número, pero aún así nado más rato que antes, aunque muchos días el trabajo tiene la última palabra.
Otra cosa que tengo clara es que he de procurar hacer una sesión larga de natación antes de un día de fondo de bicicleta para notar los efectos, siempre contando con el curro y prestando atención a los descansos.

Por este motivo se ha vuelto importante la natación, porque subsano un problema de salud y además mejora mi condición física.

Y vale de chapa, es algo que podría haber resumido en un simple párrafo, pero me ha parecido oportuno mostrar mis impresiones para ver si alguien se siente identificado o incluso motivado para comenzar en algún tipo de actividad, que alguno/a hay por ahí que no se lanza a la práctica del deporte.

No creo que me vea así el resto de la piscina

3 comentarios:

  1. Pues sí, yo también me siento identificado. Nadando sigo con mi ritmo trepidante de kilómetro en media hora (contando los descansos) y hasta el verano ya no mejoraré porque aún tengo molestia en la ingle. Pero pedaleando cada día voy mejor, ni molestia en la ingle ni en la culera. Esto de nadar es un gran invento!

    ResponderEliminar
  2. Me siento aludida, pero no motivada, tendrás q insistir más, jeje. De momento me siento orgullosa, y mucho

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.