Después de
mis anteriores entradas a modo de presentación voy a empezar a comentar como
voy a llevar a cabo mi puesta a punto para la Luchon – Bayona. Va a ser un
camino difícil y sé de antemano, por experiencias pasadas, que llegaré falto de
kilómetros para semejante distancia y dureza. Pero es lo que hay. Como todos,
tengo que compaginar entrenamientos con ocupaciones laborales y otras cosas.
Aunque mi experiencia en preparar este tipo de pruebas es limitada, sé que sencillamente no puedo ni quiero llegar a
junio con 9000 ó 10000 km en las piernas. Primero por capacidad, segundo por
tiempo y tercero pero casi más importante: no quiero convertir esta experiencia
en una obsesión, tengo más vida a parte de la bicicleta. No quiero subirme por
las paredes, ni cabrearme con el mundo cuando llueva o caiga enfermo y no pueda
salir a rodar. Aunque ya hace muchos años de cuando competía, me acuerdo
perfectamente de la presión que suponía tener la obligación de salir a entrenar
todos los días, sí o sí.
En un
principio el plan de ruta parece sencillo. Quiero decir que es cuestión de
acumular kilómetros y horas de sillín. Pero no es tan fácil, antes hay unos
problemas o inconvenientes que hay que abordar. Como he comentado antes no voy
a seguir un riguroso plan de entrenamiento, no hay ni ganas ni fuerzas
suficientes. Como en años anteriores, aún esforzándome al máximo llegaré
demasiado corto de preparación. Mi intención es hacerlo lo mejor posible
durante estos meses y saber que si no sale bien la carrera por lo menos lo
habré intentado lo mejor que sé. Y oye, de momento no he tenido que abandonar
ninguna prueba con este sistema.
El segundo
problema viene con el invierno. En años anteriores he observado que dejo
aparcada la actividad física. No del todo, siempre cojo algo la bici, pero es
insuficiente hasta para mantenerme un poquito en forma. Incluso el año pasa probé
a salir lo máximo que pude pero… ¡el invierno es muy duro!. Así que este año, sabiendo que todo el tiempo
del que dispongo es poco, voy a intentar ponerme las pilas. Voy a mejorar mi
estrategia y voy a intentar no parar de hacer deporte este invierno. Para ello,
sabiendo que la bici es más “desagradecida” con el frío, he decidido ponerme a
correr sin dejar de lado la bici, aunque saldré con la de montaña. Correr no es
un deporte que me apasione, pero si se hace bien te mantiene en una forma
espléndida, o por lo menos me evitará perder toda mi buena forma física, si es
que alguna vez la he tenido, que es mucho decir. A correr se puede salir con
frío, que no te afecta tanto como con la bici. A correr se puede salir incluso
de noche si vives en la ciudad. A correr se puede salir disponiendo de poco
tiempo, porque con 30’, por lo menos a mí, me da tiempo de pegarme una buena
sudada. Y así, a día de hoy, ya estoy entrenando más resistencia que el año
pasado a estas alturas.

Corriendo por mi pueblo, todo un placer.
Y, a parte
de otros muchos detalles que ya iré comentando, tengo un tercer problema que de
verdad hace peligrar mi aventura. Es un problema de columna, para nada de
gravedad. Tengo escoliosis. Para resumirlo diré que mi columna es como un
interrogante. No me impide hacer absolutamente nada, pero me provoca
dificultades. En la bici se traducen en una mala posición en la bicicleta. Nada
apreciable a simple vista, salvo para alguien que domine el tema. Al tener la
columna desviada, todo mi cuerpo está descompensado. En resumidas cuentas lo
que me pasa es que mi Isquion derecho (hueso con el que los ciclistas nos
sentamos en el sillín) apoya mucho más que mi Isquion izquierdo. Esto me provoca
mucho dolor en el apoyo, incluso a veces al poco rato, haciendo alguna prueba
de las que he realizado muy dolorosa. Y esta es una de las primeras cosas en que
pensé cuando se me ocurrió correr la Luchon – Bayona. Llevo mucho tiempo con
este tema y me han visto muchos especialistas, y todos me han aconsejado lo
mismo: “ponte a nadar”. Siempre me dio pereza. Eso de empezar un deporte nuevo
por obligación me supone un esfuerzo de mentalización terrible. Pero como mis
dolores iban en aumento y me había fijado un objetivo, decidí ponerme también a
nadar. Primero por cuestiones de salud, y luego porque creo que nadar va a ser
un complemento genial a la hora de seguir poniéndome en forma este invierno.
Dicen que es un deporte muy completo y que es muy sano. De momento mi espalda
ya va notando los efectos muy poco a poco. También espero ganar algo de masa
muscular de un modo general para poder sacar de ella horas y horas de
bicicleta cuando empiece el buen tiempo. Ahora sólo deseo que sean sin dolor de
culo.

Este es mi pompis, en rojo se aprecia la excesiva presión del isquion derecho
Ya veis, si
proponerme una marcha de ultrafondo no era suficiente, ahora tengo que correr,
nadar, salir en bicicleta, enderezar mi espalda y trabajar, casi nada. Aunque
poco a poco voy cumpliendo mis entrenamientos.
Así pues, de
cara a los próximos meses estas van a ser mis rutinas, incrementando distancias
y tiempos de ejercicios progresivamente de cara a realizar salidas de más fondo
que las actuales. Más adelante lo lógico será reducir el volumen de carrera
continua y natación (la cual no deberé dejar nunca por completo) para acumular
kilómetros de bici. Pero eso será más adelante.
Me estoy
planteando, cada final de mes, mostrar en el blog mis entrenamientos y salidas,
para mostrar exactamente mis progresos o no progresos. Así se verá también que
no sigo prácticamente ningún patrón y que salgo según mis sensaciones y no con
un plan determinado.