sábado, 25 de enero de 2014

LUCHANDO CONTRA EL VIENTO Y LA BOIRA

Todos los inviernos son complicados y este no iba a ser una excepción. Aún sin ser un invierno malo, a veces se antoja difícil practicar deporte, más concretamente coger la bici de carretera. Por suerte, con algún pequeño cambio de planes se ha solucionado. Un día nos tocó con Héctor darnos la vuelta a causa de la boira en Ligüerre, aunque por suerte nos pudimos echar un café con leche calentito y volver con sol (41 km y 1080 m de ascensión, que ya está bien).

El descenso al Entremón empezaba a dar miedo
 
Otro día decidí bajar la bici a Barbastro y salir por allí para hacer la primera tirada larga de la temporada, buscando el terreno más llano posible, pero la boira hizo acto de presencia y tuve que buscar otra altitud, así que puse rumbo a Naval y, una vez más (señor Carlos), la boira se quedó en Barbastro, pudiendo disfrutar de una preciosa mañana de ciclismo. En la rotonda del vertedero no había ni rastro de sol y estaba a -1 ºC, mientras que en el alto del Pino se estaba a 9 ºC y con un buen sol. En total fueron 75'46 km y 1272 m ascendidos, lejos de los 100 km pretendidos en un principio pero es que no hice ni un solo kilómetro llano.

Alto del Pino, seña de identidad de Naval

Sol y buena temperatura mientras en Barbastro predominaba la niebla

Y de nuevo, ayer traté de hacer una tirada larga lo más llana posible por las colinas del Somontano, así que me preparé de nuevo todos los bártulos, cargué la bici en el coche y me bajé a Barbastro a dormir esperando que al día siguiente hiciera bueno. Nada más lejos de la realidad, en cuanto asomé el morro a la calle casi me tira el aire. De nuevo quería hacer unos 100 km o incluso alguno más, por la vez anterior que no pude, pero ya vi que iba a ser imposible con semejantes ventoleras. Pero vayamos por partes, ante la idea de hacer 4 ó 5 horas de bici al mediodía sin parar a comer, uno tiene que desayunar en condiciones, así que, risotto, plátano, tostadas con mermelada y mantequilla, ensaimada, cereales y leche compusieron mi nutritivo desayuno. Tardé más de una hora sobre la bici en digerirlo... Comencé rumbo a Berbegal por la carretera de Fornillos, y el comienzo no pudo ser más malo, en frío, con aire en contra y sospechando que me tendría que dar la vuelta en cualquier momento. Llegué como pude a Berbegal, muy despacio y cansado de agarrar el manillar con todas mis fuerzas, las llantas con perfil son muy chulas, pero muy jodidas cuando hace tanto aire. De ir en un principio a Sariñena a echar el café cambié a ir por Pertusa hacia la carretera de Huesca, con la idea de que una vez en la nacional y hacia Barbastro el aire me sería favorable. Imposible, 5 km después de Berbegal tuve que desistir de llegar a Pertusa, era incapaz de sobrepasar los 15 km/h, llegando incluso a rodar a tan sólo a ¡11 km/h! con un 36 x 25 y en llano. Así no se puede ir a ningún lado, por lo que cogí el desvío a San Román que también va a dar a la carretera de Huesca. Ahora el aire me daba de costado izquierdo, y aunque era molesto, se rodaba mucho mejor en comparación con lo anterior. El caso es que me debí recuperar un poco porque al llegar al cruce elegí pelearme con el aire un rato más y llegar hasta Angüés, total, si me cansaba bastaba con darse la vuelta y el aire me llevaría hasta Barbastro. De nuevo a 15 km/h y machacado por el ruido del aire y el meneo de la bici llegué a Angüés, donde sí cayó un café con leche y una barrita. Así que, viendo que ya me salía una kilometrada digna, que no me había rendido ante el aire y que ya estaba harto, puse rumbo a Barbastro por Bespén y Pertusa. Era consciente de lo que iba a pasar, pero no de que me lo iba a pasar tan bien, todo lo que me había molestado el aire en ese momento se había convertido en ayuda, y no veáis de que manera. En todo momento rodé sin grandes esfuerzos, sin bandazos, en silencio y a 50 - 55 km/h en las rectas, ¡pero si me faltaban desarrollos!. Una gozada de vuelta a casa, y menos mal, porque hasta Angüés fue un infierno. Para que os hagáis una idea, de Barbastro a Angüés me costó 2h 21' haciendo 41 km, es decir, una velocidad media de 17' 44 km/h. Y la vuelta de Angüés a Barbastro la hice en 1h 44' recorriendo 49 km, es decir, una media de 28'27 km/h, y sin esfuerzo.
En total fueron 90'41 km en 4h 05' a una media de 22'1 km/h y 1258 m ascendidos, que para tratar de hacer llano ya está bien, pero el Somontano de Barbastro es así, con sus pequeños repechones y carreteras laberínticas. 

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6014978

Tropecientas ovejas mirándome fijamente, un día con la BTT

5 comentarios:

  1. hay una oveja mirando al otro lado. q tío!

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  2. ¡Malditas aireras! (me reservo el comentario acerca de la boira, jejeje)

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  3. Mira que eres "roñas" eh?, jajajajaja...como nos gusta buscarnos excusas para cuando vienen mal dadas....a ver escogido el padel que el aire "se la suda" y es mucho más chic, jejejeej, Un abrazo y fuerza compi!

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