Con tanto
deporte y tanto pensar en la bicicleta últimamente, me ha dado por recordar mis
tres años en los que competí, lo bien que me lo pasé y lo duro que era, y en
cómo era capaz de entrenar tanto y sacrificar tantas cosas. Mucho han cambiado
las cosas desde entonces. Estrictamente en lo deportivo, me he olvidado por
completo de la competición. Incluso después de dejar de correr tuve la
bicicleta abandonada un largo periodo. Ahora es diferente, he recuperado el
placer de salir por disfrutar, nunca lo paso mal. Sí se disparan las
pulsaciones levanto el pie y voy más despacio, a veces, exageradamente
despacio. Es otro ciclismo. De esta manera me siento capaz de abordar retos que
antes no podía. Progreso muy despacio, pero deseo no dejar de hacerlo en muchos
años. El ciclismo que practico hoy nada tiene que ver con el que practicaba
hace ya más de diez años. Y eso quiero reflejar en esta entrada, quiero
contaros, sin llegar a ser pesado, algunas cosas de las que recuerdo para que
os hagáis una idea de cómo era ese mundillo. Algunas las recuerdo con mucho
cariño, como todo ese periodo en general, y otras con menos, pues a veces, los
sacrificios no recompensados se hacen duros. Espero que os guste, ya que será
difícil plasmar en una entrada tantas vivencias.
-705 km en 1997 con 12 años.
-1761 km en 1998 con 13 años.
-1820 km en 1999 con 14 años.
-1406 hasta octubre del año 2000.
Llegó enero
y con él los entrenamientos en bicicleta, siempre más motivantes, aún teniendo
que ir a Zaragoza los días 6 y 7 para entrenar. Ambos días hicimos 48 km. Los
viajes a Zaragoza se iban sucediendo y los entrenamientos se intensificaban.
Cada vez aprendíamos más: a rodar con relevos, a hacer abanicos... Eran días de
madrugar, de mucho frío y de mucho aire. Algunas salidas 75 km.
Por fin en
marzo empezaron las competiciones, el día 18 en Utebo ¡Mi primera carrera!. Era
un circuito urbano de poca distancia y recuerdo subirme con la bicicleta ya en
la primera curva a un montón de grava fuera de la calzada, "cómo se las
gastan estos" pensé. Así que primera lección aprendida, ahí nadie regalaba
nada, ni si quiera un hueco en la carretera. No terminé la carrera y ya desde
ese momento intuí lo mucho que tenía que progresar para poder terminar las
carreras, pero tenía la adrenalina a tope, ¡era ciclista!.
Reseña en el Diario del Altoaragón de la carrera de Sabiñánigo ¡Con foto
incluída! A ver quien me encuentra
Crono de Figueruelas, a tope desde el principio
El
calendario no paraba y algunas carreras resultaban tremendamente duras, como la
de Ejea a Sos del Rey Católico perteneciente a la Challenge Bicicleta Aragonesa
en la que hubo mucho aire y mucha subida. Según un recorte de periódico terminé
en el puesto 17, después de vagar solo durante ratos, y me imagino que a un
minutada del ganador. Hubo otra con final en Valdelinares, donde este año
termina la Vuelta a España, y creo que el resultado fue similar a la carrera de
Sos. También empezaron las carreras fuera de Aragón, convirtiendo las salidas a
Navarra y Rioja en habituales. En ellas era más difícil destacar, pues había
mucho más nivel y medios para los corredores. ¡Qué afición tienen allí!, no era
raro que estuviésemos 100 corredores en el pelotón. Recuerdo los primeros
"¡aúpa aúpa!" de la gente desde la cuneta. En cuanto a los
resultados, lo de siempre, dejándome la piel para terminar algunas carreras y
otras no. Ya en Agosto tuvo lugar una de las carreras más importantes que se
celebran para cadetes a nivel nacional, La Vuelta al Bajo Aragón. Una de las
pocas carreras por etapas existentes en esta categoría. La celebra desde hace
30 años el Club Ciclista Caspolino a primeros de agosto y supone una
gran motivación para todos los ciclistas poder correrla. Se respiraba un
ambiente muy profesional por cantidad de corredores, infraestructuras,
kilometraje, premios, relevancia, etc. y consta de 4 etapas con bastante altitud
acumulada, en este año incluyeron una cronoescalada. El ganador de la etapa se
llevaba 8000 ptas. de la época y el ganador absoluto 25000. En total este año
había 380000 ptas. en premios. Y entre sus ganadores están ilustres ciclistas
como Fernando Escartín, Luis León Sánchez y su hermano León Sánchez Gil
(fallecido) y José Joaquín Rojas Gil como ganador de las metas volantes. Yo por
mi parte me descolgué en la primera etapa quedando fuera de carrera pero
pudiendo acabar, igual que en las otras. Fueron tres días seguidos bajando de
Naval a Caspe y vuelta a Naval. Creo que la cuarta etapa no la llegué a
disputar, pues no tenía mucha pinta de mejorar lo de los días anteriores, pero
cuánto me alegro de haberla corrido.
Vuelta al Bajo Aragón. Etapa 1.
Vuelta al Bajo Aragón. Etapa 2.
Vuelta al Bajo Aragón. Etapa 3.
Vuelta al Bajo Aragón. Etapa 4.
En esta
categoría y en territorio aragonés fue donde más pude disfrutar de las
carreras. No sé a qué era debido exactamente, pero dejaban llegar a los
corredores a meta cuando se descolgaban del pelotón, aunque fuera entre el
tráfico. Por eso este año fue el año que más carreras terminé. A partir de
juveniles esto cambiaría drásticamente.
En total
fueron unas 27 carreras, 9116 km en bicicleta (en julio, el mes con más
kilómetros, 1486) y 13197 km en coche, dato este último muy importante, pues os
podéis imaginar la cantidad de horas metidos en el coche y de madrugones para
poder ir a las carreras. Ni que decir tiene las palizas que se dan los
acompañantes - chóferes - cocineros - masajistas - médicos - psicólogos - fans
incondicionales y lo sufridores que son, muchas veces para, ni si quiera,
acabar una carrera. ¡Gracias familia!.
JUVENIL DE
PRIMER AÑO (2002):
Con 17 años
y la experiencia de un año de competición los entrenamientos invernales en
Zaragoza no fueron tan impactantes, uno ya estaba acostumbrado al esfuerzo, y
al sufrimiento, por qué no decirlo. Además, estrené bicicleta después de
saquear a toda la familia, y eso también motiva.
Hoja del catálogo original y el precio
Pasar de cadetes
a juveniles supuso un salto importante en cantidad, intensidad y dificultad,
tanto de carreras como de entrenamientos. Lo mismo sucedió con los estudios,
este año empecé el bachillerato y ya podéis imaginar lo complicado que fue
compaginar las dos cosas. Tuve que dejar de lado muchísimas cosas. Pero merecía
la pena. El salto cualitativo se vio ya en enero, hice 1350 km, con alguna
salida en Zaragoza de más de 90 km, y a diferencia del año anterior, la mayoría
de carreras iban a ser en Navarra y Rioja, iba a ser un año duro...
La temporada
de carreras empezó el 3 de marzo en Estella, pero entre el frío, el nivel, la
cantidad de gente y la locura de las salidas de este tipo de carreras, sólo
aguanté 12 km en carrera. En efecto, se hacía patente que iba a ser un año
duro, pero había tiempo para la progresión. Siempre recordaré el nivel que ya
había en esta categoría. Sirva de ejemplo, y esto era lo habitual, una carrera
que hubo en Beasain (Guipúzcoa) el 21 de septiembre en la que había 60 personas
inscritas y sólo se clasificaron 36 corredores, con el último clasificado a tan
sólo 7' 29'' del ganador, el cual hizo una media de 40'161 km/h. También
recuerdo la infraestructura que nos preparaban. Era impactante ver hasta 20
motos de la Policía Foral de Navarra, las vallas y la pancarta de la línea de
meta, la cantidad de gente animándote, y lo importante que te hacía sentir el
ponerte tu equipación y el dorsal. Éramos el centro de atención, cortaban las
calles a nuestro paso y la gente te animaba indistintamente de la posición o
del equipo que fueras. Siempre he admirado mucho más al público de ciclismo que
al público futbolero. Durante el resto del mes se disputó el Trofeo las 13
Villas, Otra carrera por etapas, una cada fin de semana, con un doble sector el
último día, recorriendo la bonita zona de los Cameros de la Rioja. Mis
resultados no fueron los esperados, realmente era incapaz de seguir el ritmo
durante las salidas, había palos desde el mismo momento de salir y a base de
arreones se hacían medias de 40 km/h. Eso, unido a que en muchas ocasiones eras
eliminado nada más descolgarte del pelotón, sin posibilidad de poder hacer un
grupo y seguir. Uno de los días hicimos 740 km de coche entre ir y venir.
Parte interior del tríptico informativo del Trofeo 13 Villas
Si algún fin
de semana no había competición se aprovechaba para entrenar en grupo, siempre
había cosas por mejorar. Algunos de estos entrenamientos pasaban de largo los
100 km. En Marzo fue el mes que más kilómetros hice, 1603. Sólo llevaba tres
meses de temporada y ya sumaba 3944 km, y sin acabar las carreras, ¡Qué
locura!.
Las carreras
se sucedían, pero a diferencia del año anterior no conseguía acabarlas. Fue en
Gallur, el 9 de junio, cuando acabé la única carrera sin estar descalificado.
Dado que en lo físico no me podía exigir más, decidimos con mis padres cambiar
de mentalidad y seguir disfrutando de ese mundo, del ciclismo, de la
competición, de los amigos y de los pueblos que esta experiencia me estaba
dejando.
Otra
situación que se da en los ciclistas es la de ir con la bici allá donde va, y
si la familia entera va de vacaciones, va con la bici a cuestas, en mi caso
dos, la de mi padre y la mía. Así este año estuvimos por Madrigal de la Vera
(Cáceres) subiendo el Piornal y el puerto de Honduras, y también por Salamanca
y Ciudad Rodrigo. No todo iba a ser competición.
Con mayor
pena que gloria en lo deportivo pero disfrutando al máximo en lo personal llegó
el final de temporada con una carrera en Villava el 6 de octubre. Por fin podía
disfrutar de un poco de tiempo libre y de los amigos. Bueno, lo poco que me
dejaban los estudios. Al final hice 11226 km en bici con 25 carreras y 15959 km
en coche.
Cada semana una hoja de entrenamientos.
La temporada
de carreras empezó antes que otros años, el 23 de febrero en Villatuerta
(Navarra), y como no, el frío y el mal tiempo marcaron el día, aunque yo seguí
tan regular como el año pasado. El mes de marzo fue calcado al del año
anterior, con carrera en Estella y el resto del mes disputando el Trofeo las 13
Villas en la Rioja. Parece que con el aumento de categoría cada vez íbamos más
lejos a correr. En abril de este año fuimos dos veces a correr a Alsasua
(Navarra), y a una de ellas vino la selección portuguesa junior. Eso le daba
más nivel a la carrera y para muchos era una motivación extra, justo lo
necesario para alguien de mis características (nótese la ironía). También en
abril vino a Illueca un equipo ruso a competir con nosotros. Una especie de
selección de Sputniks que ocuparon 7 de los 8 primeros puestos (se les coló uno
de nuestro equipo) metiendo una minutada al resto de los mortales,
sinceramente, no sé qué hacían allí, pobre de mí. Y como a los ciclistas nos
pasa de todo, en una carrera por Navarra recuerdo terminar una carrera de la
forma más inesperada posible. Estando aún en carrera vi a la Policía Foral
cruzada en mitad de la carretera cortando el tráfico y desviándonos a la
gasolinera de al lado, nos reagruparon y nos dijeron que la carrera se había
acabado, había una amenaza de bomba y no podían garantizar la seguridad.
Sencillamente acojonante.
Una vez
confirmado que el 2003 tampoco sería el año de mi despegue llegó mayo, y con él
el final de curso y la posterior Selectividad. Ante la falta de resultados
estaba clara la prioridad de estudiar y decidí centrarme en los estudios, todo
un lujo fue contar con esas dos o tres horas "extras" al día en las
que no iba en bici. Aunque siempre iba bien alguna salida para desestresar. En
total en mayo hice 364 km, incluido el campeonato de Aragón en Monzón porque
caía cerca, en el que cuando me descolgué quise seguir por cabezonería hasta la
llegada y tuve que detenerme finalmente a causa de los calambres. Ni vi el
pódium ni nada, cuando llegué en el coche escoba ya estaban todos casi para
marchar. Aún dudo si era un coche escoba o alguno de la redolada que se apiadó
de mí y me acercó hasta Monzón. En junio, con la Selectividad, los
entrenamientos fueron más por distracción que por obligación, aún así, y aunque
fueran realmente pocos, hice 399 km.
Por fin
pasaron los estresantes días de estudios y exámenes (con buenas notas, por
cierto) y llegó julio, el mes que sería el punto de inflexión. Después de dos
meses casi parado decidí ponerme las pilas, cumplir los entrenamientos a
rajatabla y darlo todo en las carreras, pues en verano disponía de todo el
tiempo para entrenar y descansar. La idea era ver si tenía alguna progresión y
mejoraba en las carreras, por supuesto, sin olvidar de disfrutar. Cumplí con
los entrenamientos y disputé cuatro carreras. En Mendigorría (Navarra) tengo
apuntados 30 km en carrera. En Sabiñánigo 35. Al día siguiente, en Panticosa
66, finalizando la prueba, pero eliminado a las primeras de cambio. Y la
última, en Bakaiko (Navarra), 40 km, haciendo 740 en coche entre ir y volver.
Así que, con estas expectativas, sin ningún atisbo de progresión y después de
haberme volcado con la bicicleta, decidí ponerle punto y final al mundo de la
competición. Volverlo a intentar más adelante estaba descartado, pues el salto
a la categoría élite sub-23 exige demasiado nivel y yo, a parte, iba a
necesitar todo el tiempo del mundo en la universidad ese mismo año. A estas
alturas la recompensa al esfuerzo invertido no compensaba, los viajes también
empezaron a pesar, había dado todo lo que tenía y apenas había salido 4 o 6
fines de semana al año con mis amigos. Pude prolongar más ese "punto de
inflexión" y seguir compitiendo en agosto, pero por primera vez pensaba
que me iba a perder más cosas compitiendo de las que realmente me podía aportar
la competición. Para nada esta decisión fue un fiasco o un fracaso, todos en
casa sabíamos que habíamos hecho lo que habíamos podido y que nos lo habíamos
pasado muy bien, y simplemente pasó lo más natural.
En total
este año hice 14 carreras, 5686 km en bici y 8642 en coche.
Para que
entendáis un poco más como funcionaba una carrera, me parece oportuno poneros
esta sucesión de fotos de la carrera de Villatuerta, donde se ve gráficamente
cual era mi pelea en las carreras. Éste era el punto de vista de mis padres,
pues son ellos los fotógrafos.
Dos de los tres escapados son de nuestro equipo, pasan como cohetes
Se acerca el pelotón
Va agrupado, despacio, consiente la fuga
¡Un momento!, ¿Quién es esa figura solitaria?
¡Es Nacho partiéndose el pecho por enlazar con el grupo!
Apuntare a
un equipo ciclista y competir ha sido una de las mejores experiencias de mi
vida. Continuamente tengo algún recuerdo de aquella época, ¡y hace ya 11 años!.
Dada la cantidad de entrenamientos y la intensidad de las carreras fue algo más
que un pasatiempo, fue un estilo de vida que se me quedó grabado. Siempre pensé
que teníamos rutinas de profesionales, con la diferencia del sueldo y las horas
de estudio. Hice amigos, viajé por Aragón, Navarra y la Rioja, aprendí para
siempre lo que es el saber organizarte en la vida, el esfuerzo, el sacrificio,
el sufrir encima de la bici, a encajar derrotas y lo que significa ser
ciclista. Se podría decir que fue una preparación para la vida misma. Fue algo
muy bonito, que por supuesto no podría haber hecho sin mi familia.
ohhhhh. snif cariñoso. q talento y responsabilidad
ResponderEliminarEse es mi niño. Siempre sabiendo estar.¡que bien lo pasamos!
ResponderEliminarComo ha habido problemas técnicos y el comentario que te dejé ayer se ha borrado gracias a la "maravillosa" aplicación de Blogspot te lo vuelvo a poner para que quedé constancia.
ResponderEliminar¡¡Gran entrada!! y me quedo con el último párrafo ya que todas esas kilometradas no fueron en vano. Bonita preparación para la vida.
Gracias. Qué majos sois!. Y si, la aplicacion de blogger es un verdadero truño. No os la i staleis.
ResponderEliminarMuy buen post, me ha enganchado como si fuera una novela, pero todavia sin final no?
ResponderEliminar¡Buenos tiempos aquellos!
ResponderEliminarCualquier día repetimos los recorridos sin tantas prisas.
Muy bueno Nacho, me he sentido completamente identificado, yo viví lo mismo pero unos pocos años antes, en el mismo equipo también. Que grandes momentos y que grandes recuerdos. En mi caso fui dejando de competir pero nunca he dejado de salir en bici.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado tragacierzo,yo ahora soy todo lo contrario a competir, pero sigo haciendo muchos kilómetros.
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